Capítulo Único

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Advertencias: 🔞Escrito destinado para lectura de personas mayores de 21 años. Spoilers superficiales. Smut. Contenido sexual explícito. Fluff.

El débil ritmo del reloj marcó la una de la madrugada en el Thousand Sunny, momento en el que Monkey D

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El débil ritmo del reloj marcó la una de la madrugada en el Thousand Sunny, momento en el que Monkey D. Luffy despertó, sus párpados se elevaron pesadamente para revelar la intimidad de una habitación propia. Un logro reciente del amable Franky, quien construyó cuartos privados para cada miembro de la tripulación. A su lado, sumido en un sueño pacífico, yacía su cocinero, quien también era su pareja declarada.

Se aproximó al cuerpo durmiente, sumergiéndose primero en el acaramelado perfume del cabello dorado, antes de desplazar su atención hacia el cuello níveo. Allí, depositó un beso, acompañado de una caricia de lengua que provocó un cosquilleo a través del sosegado cuerpo; sin embargo, no bastó para despertarlo. Sólo se le escapó un soplido manso, de manera que el capitán pirata esbozó una sonrisa juguetona, encantado de no haber turbado el sueño de su cocinero. Con sumo cuidado, retiró sus manos de la cintura ajena y se deslizó fuera de la cama como gelatina, asegurándose de no hacer el más mínimo ruido.

Con pasos mesurados, se encaminó hacia la puerta de salida, la cual cerró tras de sí suavemente. De este modo, logró encontrarse fuera del navío de león, siendo envuelto en el silencio de la noche y un cielo cubierto de estrellas.

Se apresuró a ir a aquel "paraíso" que estaba sin guardia... la cocina muy pronto sería saqueada.

Deslizándose en el interior, entró sin provocar el más mínimo estrépito. A él mismo le sorprendió su capacidad para moverse sin desatar un alboroto.

—Finalmente he dominado el arte del sigilo —se congratuló a sí mismo, su voz era tan sumamente baja que casi se asemejaba al murmullo del viento de esa noche.

Al acechar la nevera, no se contuvo; la abrió de inmediato y se encontró frente a frente con rebanadas de pastel de chocolate. Las devoró en un abrir y cerrar de ojos, su apetito insaciable se dirigió después hacia el horno, donde trozos de carne lo esperaban. Sin titubear, también se los comió. En unos segundos, la cocina fue vaciada; panes, frutas, e incluso las verduras, casi todo desapareció en el estómago del chico de goma.

Dirigiéndose hacia la mesa del comedor, se dejó caer en una silla con una mano sujetando su abultada barriga, y en la otra, sosteniendo una manzana. Mientras se reacomodaba, algo sobre la mesa vio, arrastrando su mirada hacia ese objeto curioso.

Un libro reposaba sobre la mesa, olvidado y solitario. Impulsado más por el aburrimiento que por el interés, lo tomó entre sus manos. Al hojearlo casualmente, una imagen en sus páginas capturó su atención, despertando su curiosidad.

Con un gesto breve, le dio un único mordisco a su manzana, preparándose para concentrarse en la imagen.

Ante él, un tarro de miel estaba meticulosamente dibujado. Este detalle lo motivó a comenzar a leer, demostrando así que el gráfico cumplió su función de ser atrayente, llevándolo más allá de la mera contemplación.

Miel con Piel「 LuSan OS 」Where stories live. Discover now