Listen for heaven

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ㅤ✦ ˚ ₊ ‧ "All of our love
Filling all of our room
Your low warm voice
Curses
As you find the string
To strike within me
That rings out a note
Heard in heaven" ‧ ₊ ˚ ✦

˚ ₊ ‧ ꒰ 🦌 × 😾 ꒱ ‧ ₊ ˚

El tic tac del reloj en el buró al lado de la cama junto con la suave respiración del felino y el ruido blanco de la radio interna del ciervo eran lo único que se escuchaba en la tranquilidad de aquella habitación que era pobremente iluminada por la luz tenue que se filtraba de entre las ondulaciones de la cortina.

Husk, entre sueños, abrazaba protectoramente a Alastor, mismo que yacía acurrucado en su peludo pecho con una sonrisa serena en el rostro y las orejas bajas en clara señal de vulnerabilidad.

Alastor no estaba dormido.

Ya no, al menos.

Pero eso no quitaba el hecho de que podía disfrutar de la calidez y seguridad que le brindaba Husk en un momento como este. Misma paz que fue el catalizador para que el sueño por fin venciera el Insomnio que tanto tiempo lo atormentaba.

La noche anterior durmió como nunca lo había hecho; en tranquilidad.

Todo gracias a el relajante sonido de los latidos del corazón del minino y lo tibio de su ser que lo envolvía mejor que cualquier otra manta. Su presencia era un bálsamo tan delicado, tan dulce y acogedor que hacía de él el ser más dócil posible.

Ni siquiera se había dado cuenta de cuando se había quedado dormido pero cuando despertó hace poco no pudo evitar sentir un nudo en la garganta y un picor en sus ojos equivalente a la conmoción de saber que había logrado dormir esa noche.

Muchos podrían considerar eso algo sin importancia pero para el demonio rojizo era el logro más grande que había hecho hasta el momento.

Entreabrió sus ojos con pereza cuando sintió como un adormilado minino restregaba su mejilla contra su coronilla mientras ronroneaba, haciéndolo sonreír de manera floja pero sincera. Sin querer quedarse atrás pese a no saber exactamente qué hacer, sus larguiruchos brazos se extendieron con delicadeza muy inpropia de él y enrollándose alrededor del felpudo cuerpo del bartender.

Sus dedos acariciaron con suavidad la espalda de Husk, delineando en silencio y con sus garras cada parte con curiosidad, saciándola al terso tacto como pétalos de desgastadas flores que le rodeaban en un cálido sentimiento de seguridad. Pero se detuvo en cuanto limitó con la base de las grandes alas de Husk, sintiendo como estas por instinto se sacudían levemente hasta envolverlos a ambos en un capullo que aseguraba bienestar en silencio.

La cola inquieta del demonio alado se envolvió alrededor de su pierna derecha y un gruñido bajo raspó contra su sensible oreja, arrancándole un suspiro al percibir las garras el felino incrustarse en la piel de su espalda repleta de cicatrices con ligereza.

Alastor no pudo evitar lanzar una mirada rápida al rostro de Husk.

Apacible.

Aunque tuviera sus pobladas cejas fruncidas, la tranquilidad en su magullado cuerpo era fácil de detectar.

Un último suspiro abandonó sus labios antes de que nuevamente el pesar de sus párpados le ganara y el sueño hiciera de las suyas en su sistema, rememorando en su inconsciente los acontecimientos previos a este momento.

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