En un Tokyo alternativo, donde los rascacielos se alzan como gigantes de cristal y acero, la vida de Suzuki Mei cambió para siempre. La ciudad, ahora un tablero de juego mortal, se convirtió en su nuevo hogar, un laberinto de desafíos y enigmas. Y e...
Al parecer su primer juego era algo así como el primer amor, nunca lo olvidas por mucho que lo desees. Podía admitir que era un pensamiento completamente infantil creer que iba a olvidar un suceso de tal magnitud en un corto lapso de horas, ni siquiera había pasado un día desde su desafortunada participación en el cinco de espadas y ya quería olvidarlo más que cualquier cosa en el mundo.
Sin embargo también era muy acertado decir que tenía un pequeño recordatorio del juego en forma de herida de bala en su pierna izquierda y eso sí que era complicado de ignorar, más cuándo el dolor punzante en su muslo apenas y la dejaba caminar. Llevaba algunas tres horas vagando por las calles vacías de Tokyo y al pasar por un centro comercial se decidió por entrar, estaba muriendo de hambre y necesitaba cambiarse la ropa con urgencia además de conseguir cualquier otra cosa que pudiera serle de utilidad.
Eso sin mencionar que necesitaba un doctor y aunque conocía uno muy bien, dudaba que logrará encontrarlo pronto.
Camino por los pasillos vacíos del centro comercial en silencio, pensando únicamente en que tiendas del lugar podría encontrar algo de utilidad y hubiera seguido de esa forma si no se hubiera encontrado de frente con un chico rubio, lo reconocía del juego de unas horas atrás. Hubo un corto silencio incómodo hasta que, el pelinegro que ahora conocía como Arisu, se hizo presente tras el.
⸻ Disculpa si esto es maleducado pero, ¿de casualidad no eres doctora?
⸻ ¿Que... ⸻ ¿porque de repente todo se veía negro? Sentía que estaba cayendo, ¿lo estaba?
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[Arisu]
⸻ Probablemente perdió mucha sangre ⸻ Karube lo miro de reojo con cierta ironía, en vista de la situación eso parecía ser lo más obvio y al parecer no tenía caso señalarlo.
⸻ Ay, ¿Tu crees? ⸻ le respondió con una amarga sonrisa.
Shibuki y Chota veían la situación desde el fondo de la habitación, para ellos la chica era todavía más desconocida que para el y Karube. Estaba amaneciendo y ese mismo día por la noche los cuatro debían volver a jugar para renovar las visas de Chota y Shibuki por lo tanto solo tenían un par de horas para devolverla a la vida o en su defecto, dejarla ir.
⸻ ¿Respira? ⸻ pregunto Chota, Karube comprobó que así era unos segundos después y asintió, todos suspiraron al tiempo sin saber con exactitud que hacer.
Al parecer curar heridas de bala no estaba entre las actividades cotidianas de ninguno de ellos.
Un quejido resonó en las cuatro paredes de la habitación y la vió removerse en el sofá donde estaba recostada, al mismo tiempo comenzó a abrir los ojos e instintivamente todos dimos un paso al frente para verla mejor.
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