Lucifer, sufre por el abandono de su familia, lo que lo lleva a una profunda depresión y deseos de quitarse la vida.
Sin embargo, escucha un rumor sobre un hotel habitado por monstruos con una maldición propia. Con esperanzas renovadas, decide visi...
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Había sobrevivido.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, que rápidamente limpió frotándolos con fuerza. ¿No estaba soñando? ¿No estaba muerto, verdad? Se pellizcó para corroborar; el dolor fue real. ¡No estaba soñando y estaba más que vivo!
Corrió hacia lo que tenía enfrente, sintiendo el frío y el hambre con intensidad. Tenía suficiente dinero para rentar un cuarto, si era necesario.
Al llegar, pudo observar de cerca los detalles del edificio. ¿Era un hotel? Estaba tan descuidado y en ruinas que lo dudaba, incluso estando frente a él. ¡Era realmente feo! Pero no podía ser quisquilloso.
Tocó las grandes puertas del hotel. Ya se estaba comenzando a arrepentir.
— ¡Buenas tardes! — gritó, pero nadie respondió. Volvió a intentarlo, esta vez con más fuerza. — ¡HOLAAAA! ¡BUENAS TARDES! — gritó tan fuerte que le dolió la garganta.
Pero de nuevo, nadie contestó.
— ¿Qué? ¿Acaso no hay nadie? —murmuró para sí mismo. — ¡Al diablo con esto! — se armó de valor y empujó una de las puertas. Para su sorpresa, estaba abierta, lo que lo asustó un poco. Pero no debía temer; los hoteles siempre estaban abiertos para recibir a la gente, ¿no?
Caminó por el oscuro pasillo. ¿En verdad no había nadie? No lo podía creer. Bueno, un poco sí; el hotel se estaba cayendo a pedazos. ¿Quién lo administraba?
— ¿H-Hola…? ¿Hay alguien en c-casa? Digo… ¿h-hotel? —preguntó tembloroso. ¿Y si era la vivienda de un asesino en serie? ¿Y si él sería la próxima víctima?
Las ganas de regresar lo consumían, pero ya estaba dentro.
Unos ojos negros con amarillos aparecieron en la oscuridad. Un hombre con rasgos felinos y enormes alas rojas se lanzó sobre él, derribándolo al suelo abruptamente.