4. ADIÓS.

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Charlie y Alastor se sobresaltaron al escuchar el grito

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Charlie y Alastor se sobresaltaron al escuchar el grito. Ambos escucharon atentamente lo que el humano tenía que decir, igual de confundidos.

— No sé de qué estás parloteando, humano. Mis padres me abandonaron aquí cuando tenía apenas seis años. Desde entonces, él me ha cuidado, ¿verdad, Alastor?

— Claro, querida, yo te cuidé y te cuidaré siempre, mi niña — respondió cariñosamente Alastor. Charlie apoyó su cabeza en la pierna de él, sonriendo mientras recordaba los buenos momentos de “su infancia” junto a Alastor y sus amigos, aunque estuvieran malditos, eso no había evitado que tuviera una buena niñez.

— ¡No, no, no! — Lucifer no podía creerlo. Simplemente era imposible. — ¡Eso no es verdad! ¡Tu infancia la pasaste conmigo y con tu… mamá… — se derrumbó al recordar su nombre. Lilith le había dejado secuelas incurables y traumas severos. No podía simplemente recordarla porque se ponía mal. De inmediato, recordó algo que traía consigo. — ¡Sé qué te hará creerme!

Sin darle tiempo de explicarse, jaló la puerta hacia él, rompiendo la chapa que mantenía el calabozo cerrado sin esfuerzo alguno, sin percatarse de que la puerta tenía seguro.

Salió corriendo lo más rápido que pudo hacia donde estaban sus cosas, o bueno, hacia donde creía que estaban o quienes las tenían.

Parecía que estaba huyendo, pero por Dios que no lo hacía.

— ¿Qu-? ¡Atrápenlo! — Charlie corrió detrás del humano. La historia que él contaba era interesante; quería saber el final.

Husk, Ángel, Vaggie, Niffty y Sir Pentius vieron al humano pasar corriendo a su lado. Apenas subían las escaleras para escuchar más de cerca el chisme cuando oyeron el grito de Charlie y corrieron detrás del humano, bueno, Husk volaba con Angel en sus brazos. Todos con el mismo objetivo: cazar al humano.

Alastor caminaba tranquilamente por los pasillos, viendo el desorden que dejaban a su paso. Suspiraba mientras los seguía, sabiendo que no iban a ir a ningún lado; las puertas estaban cerradas y “sus amigos” (sombras) no dejarían que se escapara.

𝘌𝘯 𝘓𝘰 𝘗𝘳𝘰𝘧𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘋𝘦𝘭 𝘉𝘰𝘴𝘲𝘶𝘦. | ʳᵃᵈⁱᵒᵃᵖᵖˡᵉ | editada ✓Where stories live. Discover now