Lucifer, sufre por el abandono de su familia, lo que lo lleva a una profunda depresión y deseos de quitarse la vida.
Sin embargo, escucha un rumor sobre un hotel habitado por monstruos con una maldición propia. Con esperanzas renovadas, decide visi...
⚠️ CONTENIDO SEXUAL: ¡PROCEDE BAJO TU PROPIO RIESGO! ⚠️
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Alastor envolvió con sus brazos los muslos suaves de Lucifer y lo levantó en sus brazos sin interrumpir el apasionado beso.
— No podemos hacerlo aquí, Lucifer~ — susurró sobre sus labios antes de reclamarlos de nuevo. Las piernas de Lucifer rodearon su cintura y sus brazos se enroscaron alrededor de su cuello mientras Alastor lo colocaba contra el tronco de un árbol.
Lucifer se separó del beso solo para responder con un tierno puchero.
— ¿Mmmh? ¿Por qué no?~ — preguntó fingiendo inocencia. Todavía estaban en el territorio del hotel de Charlotte. Podrían ser sorprendidos, lo cual solo aumentaba su excitación.
Alastor lo besó de nuevo, un beso fugaz, lindo y delicado, aunque su lengua sugiriera algo más.
— Eres un pequeño travieso, mon amour~ — dijo, sin esperar más, volviéndolo a besar. Ambos estaban excitados; el bulto de Lucifer presionaba contra el de Alastor y ambos jadearon cuando el más alto comenzó a moverse, frotándose. — Puedo oler tu excitación, Lucí~ — susurró nuevamente en su oído y lo lamió. — Pero no lo vamos a hacer~
El rubio quería rogarle que lo tomara nuevamente. Ya habían pasado dos días sin intimidad, esos dos días sin atención, lo estaban enloqueciendo y todavía faltaban más.
Él sabía que menstruar no era normal en un hombre, pero… lo hacía. Tenía su periodo cada mes. Y no sabía por qué. Bueno, sí. Después de todo, él había sido quien dio a luz a Charlie.
Lilith se lo había explicado anteriormente. Todo fue para tener una familia con la que creía que sería el amor de su vida para siempre.
— A-Alastor~ — gemía. Alastor comenzó a repartir besos por todo su cuello repleto de maquillaje. De inmediato se arrepintió.
— ¿Por qué no me dijiste que tenías maquillaje puesto? — reclamó al sentir el sabor de los cosméticos en su boca. Se alejó de su cuello y limpió sus labios. Debería haberlo imaginado, pero la calentura del momento no le permitía pensar claramente.