¿Una carta de suicidio?

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A quien corresponda...

No estoy bien. Hace mucho que no lo estoy. La gente ha tratado de mostrarme el lado lindo de la vida pero no lo he logrado.

Creo que soy dura conmigo misma. Mas bien, creo que la batalla campal que se vive en mi mente esta llegando a su fin.
Fracaso. Inepta. Sensible. Vanidosa. Perra. Son algunos de los adjetivos que que pasan por mi mente.
Amable. Inteligente. Poderosa Fuerte. Son mentiras que me digo.

Carga, gasto y estorbo me definen mejor. ¿Gasto? ¿De qué? De todo... aire, dinero, recursos, lágrimas y saliva. ¿Carga? ¿De qué? La gente ya no aguanta mis rabietas, ni yo las aguanto. Siempre me han molestado los niños que se molestan y hacen pataleta por todo y por nada. Sin embargo, yo soy así. No me gusta la gente que opaca, y yo lo único que hago bien es sentirme mal por las victorias de los demás. ¿Cómo es eso posible? que por una victoria yo este sufriendo. 

Sé que no es envidia, no es envidia hacia el otro. Sino como los demás actúan cuando yo tuve las mismas alegrías. Trato de recordar pero mi mente olvida. Se queda con lo malo, con lo enfermizo y con lo destructivo, se que eso me matará algún día.

Hoy por primera vez, conscientemente, he decidico matarme. Agarraré un cuchillo de la cocina, pero esas mierdas nunca tienen filo. Ni para esto soy buena. Dejarme llevar un rato por mi odio y matarme de una buena vez. Los cuchillos sin filo solo hace que me enfurezca más todavía, provocando un fuerte sentimiento de incompetencia hacia mi persona. 

Salí a caminar, estoy sentada en una plaza. Son las 9:30 de la mañana. Miro hacia el mar. Posee un celeste apagado, de pena, de nostalgia. Se supone que el azul es un color que calma, que permite al ser humano tranquilizarse. Sin embargo, esta vista solo deprime y adormese al más regocijado.

¿Debería ser aquí?¿Debería terminar todo aquí? O espero vovler a mi ciudad, una ciudad de mierda también. Causar un día de mierda a los infelices peatones lanzandome a las lineas del metro en la estación más concurrida y en la hora pick. Por último, para que la gente me critique ese día y no se olviden que llegaron tarde porque una estúpida se tiro a un tren.

De todas maneras me gustaría morir tranquila. En una tina llena de burbujas, empastillada con clotiazepam. Cosa que a mi mamá no le cueste limpiar la escena. Solo sería una sacada del agua y no una serie policiaca sacándome con espátula del parabrisa del pobre conductor del metro. 

Estoy cansada. Aquí no puedo escapar. Aquí no tengo a nadie. Allá tampoco. Se acabó. ¿Una salida caminar podrá recuperar mis fuerzas para seguir? Lo dudo. Seguramente llegue a casa en la noche y mi mamá regocijada, pero no de mí. Ella no sabe que es una de las personas que atormenta mi cabeza. Se nota a kilometros que no soy lo que ella esperaba. Ni yo soy lo que yo esperaba.

¿A quién culpo? No sé. Tal vez debería culpar a la agente y de aceptar que soy así. Aceptar... siempre he tenido que aceptar... soportar y callar. Tal vez eso me llevó a tener un llanto silencioso y la capacidad de discimular los ojos hinchados de tanto llorar. Soportar, callar y aceptar... eso debo hacer... aceptarme como una persona depresiva sin arreglo. Arreglo será cuando esto acabe conmigo. 

¿Puedo rezar? ¿A quién? Si más sola he estado con él. No se si lo odio por abandonarme o lo culpo porque solo me ha mandado males. Mi mamá le tiene mucha fe, cree que podrá solucionar todo mejor que con su amor y entendimiento maternal. No entiende que soy su única misión celestial es su vida, siendo así la única que no cumple. 

Sé que esta no será la primera carta que escribiré. Una de tantas expresando el odio que me tengo y mis planes de terminar con esto. Lo de la bañera parece un escenario más confortable, morir tranquila, como casi dormida, entre burbujas y agua calientita. Sin traumar y hacer escándalo en centros públicos ¿Para qué? 

¿Tan poco importante soy? ¿Es que acaso no tengo ningún proposito? Van a pasar horas que mi cuerpo estará sumergido en líquido antes de que alguien se de cuenta que no se escucha ni ruido, ni agua, ni mis latidos. Solo creerán que me estoy bañando.

Estoy enferma, voy cayendo de a poco. El colon irritable, la acidez, el cansacio, la falta de apetito, la diabetes, son advertencias, una tras otra. Mi cuerpo gritando y matándose de adentro hacia afuera, esperando que todo termine. Se pudre desde mis entrañas. Espero que empeore, para que no critiquen diciendo que soy tacaña por querer morirme, egoista por dejar mi familia sola, un gasto por lo investido en mi educación y, seguramente lo más importante, morir sin que sea mi culpa.Ser atropellada "sin querer". Morir libre de culpa ajena. Que la gente viva culpando al automovilista que no miró antes de pisar el acelerador. 

La culpa, debería dejar de culpar. Mata el alma, aunque esta ya debe estar muerta. Vivo culpando: culpo a mi mamá por no ser cariñosa conmigo, culpo a mis amigos porque no se preocupan y no ven que me cada vez me desvanezco más, culpo a Dios por no estar. Finalmente, me culpo a mi, por no ser fuerte, por no saber con que cara debo mirar el futuro, por no saber cual es mi propósito y por ser tan cruda conmigo misma. No siento que deba merecer esto... pero tal vez sí, lo merezco.

Pienso: debo volver a casa y llenar la bañera... pero escribir con sinceridad y sin pelos en el teclado me hace sentir un respiro de libertad... una pisca de complacencia conmigo misma. Este relato empezó con la desición de un suicidio y terminó como un desahogo, con duda y con la claridad que capaz sea mejor hablar, expresar y ojalá los demás me entiendan. Espero. 

Con esperanza...

Anónimo

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⏰ Last updated: Apr 23 ⏰

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