El corazón de Lucifer latía a mil por hora.
— En el desayuno, querido, lo cual ya hice. — dijo Alastor con un tono levemente divertido mientras se sentaba a su lado, dejando su bastón a un lado y pasando una mano por los hombros de Lucifer.
— Oh, ¿no me digas? Si no me lo dices, no me doy cuenta. — respondió Lucifer con obvio sarcasmo. Hizo un intento de liberarse del agarre, moviendo sus hombros de arriba a abajo, pero Alastor no se lo permitió, aumentando la presión sobre él sin llegar a lastimarlo.
Su expresión mostraba enojo.
Alastor lo tomó de la cintura, levantándolo levemente, y lo sentó en sus piernas, dejando un beso en su mejilla.
— Ya no te enojes~ Solo me olvidé mencionarlo ayer~ — dijo, dejando un beso en su otra mejilla y luego en su nariz. Tomó las manos de Lucifer y también las besó con una delicadeza característica de él. — ¿Me perdonas, patito?
Ese apodo fue más que suficiente para que toda su ira se esfumara en un instante.
— "¡No, no accedas, Lucifer, no, no!" — era una estupidez perdonar a alguien solo por un simple apodo. — Shii, está bien. Te perdono, mi bebé grande~ — dijo melosamente al venado. Le sonrió tiernamente; estaba más que perdonado.
Después de todo, era su primer día como novios.
Alastor se sonrojó un poco por el apodo y el tono meloso que Lucifer había usado. Lo abrazó y se escondió en su cuello, avergonzado.
— Te amo, patito. — susurró mientras olfateaba suavemente su cabello dorado.
Su dulce y tranquilizante olor lo relajó, y no quiso soltarlo más.
YOU ARE READING
𝘌𝘯 𝘓𝘰 𝘗𝘳𝘰𝘧𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘋𝘦𝘭 𝘉𝘰𝘴𝘲𝘶𝘦. | ʳᵃᵈⁱᵒᵃᵖᵖˡᵉ | editada ✓
FantasyLucifer, sufre por el abandono de su familia, lo que lo lleva a una profunda depresión y deseos de quitarse la vida. Sin embargo, escucha un rumor sobre un hotel habitado por monstruos con una maldición propia. Con esperanzas renovadas, decide visi...