¡Un Payaso Como Novio! ୨୧ Sunki

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Sunoo se deslizó entre la multitud de risas y juegos, buscando un momento de tranquilidad en la cocina. La bulliciosa fiesta infantil estaba en pleno apogeo y necesitaba un respiro.

Al entrar en la cocina, se percató de su sed y buscó desesperadamente algo para beber.

Al abrir el refrigerador en busca de agua helada, Sunoo se dió cuenta de que los vasos se encontraban en un mueble alto, fuera de su alcance. Supuso que su madre los había colocado allí estratégicamente para evitar que los niños tomaran y se lastimaran.

Decidió enfrentar el desafío y se acercó al mueble, pero al ponerse de puntillas, sus dedos apenas rozaban los vasos.

—Oh, genial. Esto es ridículo —murmuró para sí mismo, intentando en vano alcanzar los vasos.

En ese preciso momento, una voz masculina y juguetona resonó afuera de la cocina.

Sunoo, alzando la mirada, vio al chico payaso, interactuando con los niños y sacando risas contagiosas.

"¿Debería interrumpirlo para pedirle ayuda con los vasos?" Dijo pensativo. "Es la única persona que está cerca de pedir ayuda..."

Sunoo se quedó parado en la cocina, indeciso sobre qué hacer. Por un lado, la sed lo estaba atormentando, pero por otro, aún sentía cierta incomodidad por el encuentro con el chico payaso. La idea de acercarse a él para pedir ayuda con los vasos lo hacía sentir nervioso.

"¿Qué tal si me rechaza por mi culpa al huir de él?", pensó Sunoo, recordando el momento incómodo cuando el chico payaso había pronunciado su nombre sin motivo aparente. "No... ¿qué estoy pensando?"

A pesar de sus dudas, la sed se volvía cada vez más insoportable. Con un suspiro resignado, Sunoo decidió que necesitaba superar su incomodidad y simplemente pedir ayuda.

"Es mi única solución..."

Con pasos cautelosos, Sunoo salió de la cocina y se acercó con suavidad al chico payaso donde continuaba entreteniendo a los niños, esperando encontrar el momento oportuno para solicitar su ayuda.

Con unos suaves golpecitos en el hombro del payaso, capturó su atención. El chico se giró con una expresión amistosa, revelando su rostro de su característico maquillaje.

—¿Sí?

Sunoo, sintiendo cómo sus manos se volvían ligeramente húmedas y su respiración se volvía más rápida, no pudo evitar sorprenderse al encontrarse con la mirada profunda y atrayente del payaso.

Abriendo la boca un poco, Sunoo dejó escapar sus pensamientos casi sin darse cuenta.

—Oh, no sabía que alguien luciría atractivo con maquillaje de payaso...

El payaso, disfrutando de la situación, mostró una sonrisa divertida y juguetona.

—¿Ah, no?

Sunoo, sintiendo que sus mejillas se calentaban, trató de rectificar sus palabras.

—Quiero decir, yo...

El payaso, aprovechando la situación, decidió provocar un poco más.

—¿Pero si soy atractivo o no?

La pregunta del joven dejó a Sunoo un poco aturdido, pero después de unos segundos, logró recuperar su compostura y respondió con vergüenza.

—Bueno, supongo que sí... quiero decir, ¡sí! Pero no era mi intención... bueno, ya sabes.

El chico payaso sonrió, disfrutando claramente del pequeño juego verbal. En ese momento, Sunoo, con timidez y nerviosismo, decidió dejar de lado la distracción y abordar el asunto principal.