Capítulo 65

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Marratón 2/3

Se acercaron a una de las mesas junto a la piscina y tomaron asiento.

―Te veo muy bien―habló Féodal una vez se sentó. ―No te imaginas cuánto me alivia saber que tú y el bebé estáis bien, porque él está bien ¿verdad? ―preguntó aquello mientras viajaba instintivamente la mirada hacia el vientre de la chica, el cual todavía no se notaba.

―El bebé está muy bien. Gracias por preocuparte, pero no es necesario.

―Ahora estoy más tranquilo. Pensé que por mi estupidez todo se te complicaría, pero me alegra saber que no fue así. De todas maneras, quiero disculparme por ello, aunque sea algo tarde.

―No entiendo, ¿qué quieres decir con eso?

―Me refiero al hecho de ocultarte que estabas embarazada cuando el médico me dio la noticia.

―¿A qué te refieres? ¿es que ya sabías de mi estado?

―Espera, ¿es que no te lo contó tu esposo? Se lo dije cuando decidió llevarte a su casa.

Emma reflexionó y lo entendió todo, las cosas cobraban aún más sentido. Entonces fue gracias a que se lo confesó a Henry que éste regresó a casa para llevarla al hospital a tiempo. Pero si Féodal no hubiera ocultado lo que realmente pasaba desde un principio no habrían tenido que pasar por todo aquello, ¿debía enfadarse con él? Estuvo a punto de perder la vida junto a su hijo por su culpa.

―Emma, ¿estás bien? ―preguntó al notarla ausente. ―Lo siento de verdad, ni me reconozco a mí mismo por esa actitud. Me merezco todo lo que quieras.

―Henry no me lo contó. ―al final reaccionó y le mantuvo la mirada. ¿Cómo es que Henry en lugar de odiarlo y tratarlo mal lo había traído a su boda y ni siquiera le había contado lo sucedido? ―De hecho, se llevó toda la culpa.

―Ya veo―sonrió con ironía. ―Ahora reconozco que tenías toda la razón. ―la chica lo miró interrogativa. ―Encontraste al hombre perfecto.

―No diré que es perfecto, pero sí es el hombre con el que siempre soñé y afortunadamente lo logré.

Emma entendió que si Henry lo había invitado había sido para demostrarla que confiaba en el ella, había cambiado esa faceta desconfiada de él y había hecho algo que nunca se imaginaba, aun cuando Féodal había tenido parte, aunque fuese des intencionadamente, en los problemas que habían enfrentado. Si él podía perdonarle, ella también podía olvidarlo, en todo caso todo había salido bien y hasta se acababan de casar de nuevo a pesar de todo.

―Si tú eres feliz, yo también lo soy. Os deseo mucha felicidad de corazón, aunque eso no quita que haya dejado pasar mi oportunidad de estar con una mujer maravillosa como tú.

Emma caminó hacia su marido quien estaba manteniendo una conversación con algunos de sus socios invitados, después de hablar con Féodal se había dado cuenta de que no había manera de amarlo aún más de lo que ya lo hacía, en el trayecto se acercó Diana, llevaba a Jack en brazos.

―Felicidades por su boda, señorita Emma―la felicitó alegre.

―Muchas gracias Diana. ―miró al perrito en sus brazos y se le iluminó el rostro. ―¡Jack! ¿cómo te encuentras mi precioso? ―Intentó coger al animalito, pero la chica lo apartó.

―No señora, acaba de casarse y todavía lleva el vestido de boda. No estaría bien que tuviera en brazos a la mascota, ¿no le parece?

Emma miró a los invitados que habían llegado, la mayoría había tomado ya asiento en las mesas preparadas junto a la piscina, mientras otros habían comenzado a servirse en el bufet libre.

La protegida del CEO [COMPLETA]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt