Una despedida, simple, sencilla y concreta.
Fácil de decir, incluzo de hacer, pero...
-¿como se despide lo que se ama?
-¿como decir un adiós con fuerza en la voz?
-coloque mi voz firme, las pupilas se dilataban mientras más pensaba que palabras iba a usar, frente a mi, tú, esperando de mi lo peor, con dos palabras predominantes en los labios.
-Sé feliz. Dije un poco susurrado.
Mi rostro se alza para descargar una mirada de satisfacción, tú por tu parte, subes los labios de un sólo lado, haciendo una sonrisa hipócrita notable, en el cafetin donde estamos tu pretendes discimular tus ganas de llorar.
Entre errores, entendimos que un error se vale más por el rencor que hace en la otra persona que ni en lo mismo hecho.
-¿te gusto? -hable con la cabeza abajo.
-¿Qué? -respondió con cinismo.
-la infidelidad. -mirada en alto, la rabia me hacia parpadear mucho.
Digo, si buscas placer en otros labios no encontraras amor, el calor del cuerpo de quien amas te hará entender que no debes buscar a nadie mas para complacer tu instinto infiel, dejar todo en un precipicio sin final por un error.
Amar, no amas a dos personas a su vez, no de la misma manera, tan diferente como perder los sueños que en algún momento lo fueron todo.
-¡basta! -dijiste con los ojos llenos de lágrimas.
-moví la cabeza de un lado a otro, expresando: ¡haz arruinado todo!
Me termine el café, parecía que iba a llover, subi mi cabeza, sonreí mientras una lágrima se enfriaba en mi mejilla, recorriendo un camino de recuerdos, dije entre mí, esto no es para mi.
Corrí la silla, tomaste mi mano, me solté, y me levante, tome una postura firme. Entendí que eso no es lo que quiero, que el amor puede ser muy grande pero no se perdona una infidelidad, lo que pasa una vez siempre pasa dos veces, un poco de optimismo me dice que vienen cosas mejores, media vuelta di, y te deje.
