Josephine mira a su alrededor, confundida y adolorida pero pasados unos segundos, para su sorpresa, no sentía nada. Lo único que logra ver es grandes cantidades de bosque hacia todas las posibles direcciones, a excepción de una. Josephine se toma su tiempo para intentar recordar algo, aunque sea un pequeño suceso, que le ayudase a entender el porqué de su tan extraña ubicación. Pero nada, ningún solo momento le brindaba indicios para saciar su curiosidad, aunque esto fue poco cuando la puso muy nerviosa el hecho de que no lograba recordar momentos o sucesos de su vida, antes de despertarse en aquel bosque, que a este punto empezaba a incomodarle. En toda esta confusión Jo sintió el pasto en su espalda y en la parte inferior de su cuerpo, lo que la hizo notar algo, estaba desnuda. Este detalle le fue indiferente, puesto que lo único que ella quería en ese momento, era salir de ese inmenso bosque. Intentó pararse varias veces y todas ellas, sin éxito. Fue entonces cuando, volviendo a evaluar el bosque que la rodeaba, notó algo que para ella tenía la apariencia de una mansión muy lujosa, al menos para encontrarse tan alejada de las ciudades, -¡Las ciudades!- pensó Jo emocionada. Su primer recuerdo la impulso a, siendo que su cabeza se encontraba apuntando a la supuesta mansión, voltearse, quedando su espalda apuntando al cielo y sus senos tocando el suelo. Entonces tuvo una mejor vista para poder evaluar la gran mansión, pasaron unos segundos, luego minutos y al cabo de una media hora, calculaba Jo que ese tiempo estuvo examinando la mansión, no pudo avistar ninguna clase de actividad y estaba dándose por vencida cuando, inesperadamente se abrió, lo que parecía ser, la puerta principal.
