Si el inglés no existiera [Tom Hiddleston fanfic]

Los rizos más sexys del plantel

Si a un estudiante de preparatoria le preguntaran qué materia odiaba más, apuesto mi cabeza a que la mayoría se iría por matemáticas. Sin embargo, el grupo 415-A optábamos mil veces por inglés. No es que odiáramos el idioma, o tuviéramos algo contra él, simplemente era la profesora que teníamos. La santa señora se la vivía fumando dentro del salón, ¡y eso que estaba prohibido!

Y en cuanto al inglés, no pasaba del verbo To Be. La verdad yo no he tenido problemas con las calificaciones, pero el inglés, ha sido una carga en toda mi vida escolar. Al menos hasta que me di cuenta que existía y era obligatorio: secundaria. En esa maldita prisión me atormentaron con números, colores, y demás tonterías que para mí no tenían interés.

No es que me la viviera viendo películas en español, sabía que existía el inglés, e incluso la mayorías de las canciones que tenía en mi reproductor eran en inglés. Pero no entendía para qué podía servirme a mí. En fin, volviendo a la Preparatoria, la profesora Quintero, o Miss Quintero, como obligaba a los alumnos a llamarla, era mala.

¿Subjetivo? Sí, pero lo era, de veras. Mis padres no tenían dinero suficiente para poder mandarme a un curso fuera de la escuela, y tampoco me dejaban trabajar porque pensaban que mi promedio bajaría en picada y lo único que querían en ese momento es que tuviera un lugar asegurado para la Universidad. Así que en inglés pasaba por los pelos, y por eso tenía que esforzarme en salir excelente en el resto de las materias.

Era enero, las vacaciones de diciembre habían terminado cruelmente el 5, que ese año cayó en jueves. La prepa se sentía vacía, claro, ¿quién con suficiente cabeza obliga a sus alumnos a volver de vacaciones en jueves? Parecía burla. Pero yo fui, o mejor dicho, me obligaron a ir. Hacía frío, y el ambiente se antojaba más para pasar el día charlando con los amigos sobre las fiestas, con un chocolate caliente en la cafetería, que estar estudiando el avance de los romanos por Europa hacia Asia.

Pero ahí estábamos, en clase de historia a las 7 de la mañana. El profesor se mantenía impasible, y le venía a valer un comino que sus alumnos se estuvieran durmiendo. Para él César era más importante. A las 7:50 pasamos a matemáticas, otra tortura. Por fin, las 8:40, inglés. El grupo se dividía en dos secciones los que sabían menos inglés: Sección A. Y los presumidos que sabían más: sección B.

La sección A rogábamos porque Quintero no se apareciera con su cigarro, que se hubiera quedado en casa a esperar el regalo de los Reyes Magos. Los alumnos teníamos 10 min, de tolerancia, los profesores 20. Claro, siempre una injusticia. Mafer, mi mejor amiga y yo nos sentamos en las primeras bancas. Empezamos una charla agradable sobre los regalos que habíamos recibido en Navidad.

Alex, el cotilla del grupo se paró en el marco de la puerta, él la hacía de guardia, cuando Quintero doblaba la esquina por las escaleras daba el pitazo y todos nos poníamos como niños buenos atentos a su llegada. Pero esa vez, Alex no pudo advertir lo que doblaría por las escaleras.

Todos estábamos en plena charla que ni siquiera nos percatamos de su presencia hasta que Alex gritó a medio pulmón: ─ ¡Hey! ¿Te equivocaste de salón?─ Todos nos giramos para ver a quién le estaba diciendo: un chavo alto, de cabello rubio y rizado estaba detrás del escritorio. Éste se limitó a negar con la cabeza y soltó una ligera carcajada.

─No, no me equivoqué de salón. ¿Es el A-206, no? Y ustedes son el 415-A.

─Pues sí, ¿tú quién eres? ¿Vas a vendernos boletas para una fiesta o qué?

─No, jajaja. Soy su profesor suplente de inglés, mi nombre es Tom.─ Alex abrió la boca, y el grupo entero se quedó callado, era obvio que ese muchacho no pronunciaba bien el español, y había que ponerle atención para entenderle. ─No me vean así, verán, Francis me pidió de favor que cubriera su turno. Ella tuvo un pequeño contratiempo familiar...