Prologo

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Me llamo Miriam Fernández Navarro y soy una chica de 15 años castaña, con el pelo llegandome por debajo del pecho, liso y con los ojos verdes.

Soy una apasionada de la Fórmula 1, de las motos no lo era tanto, hasta que le conocí a él, a ese chico rubio que me saca un año.

Supe de su existencia mirando el MARCA, un periódico deportivo, por el móvil. Me llamó la atención un chico que venía de Niza, mi ciudad preferida por Jules Bianchi. Aunque él esté muerto, para mí sigue siendo mi ídolo. Jules marcó mi vida desde la primera vez que le ví. Por él, aprendrí francés, aún lo estoy aprendiendo, me apunté a la escuela de idiomas para que algún día pueda vivir en Francia.

Tengo un hermano mayor, Silver, es ese tipo de hermano en quien puedes confiar siempre. Tiene el pelo castaño claro y los ojos verdes al igual que yo. Le suelen decir Sil, al igual que a mi me llaman Mi o siemplemente Miriam. Odio que me llamen Miri, le he cogido manía y todo porque me han llamado muchas veces así. Cosas que pasan.

Vivimos en Mérida, la capital de Extremadura, en España.
Hoy me daban las vacaciones de verano. Mi padre me había dicho que me tenía una sorpresa preparada para mi. No podia ni imaginarme cuál era.

Llegó agosto, Sil y yo nos teníamos que ir a Barcelona porque nuestro padre vivía allí.
Cogimos un avión, mejor dicho una avioneta porque era lo que parecía, y aterrizamos en el Prats, aeropuerto de Barcelona.

Cuando bajamos del avión, te enfrentabas a un frigorífico, hacía mucho frío, un autobús vino a por los pasajeros y corrimos a meternos dentro.

Normal que tuviera frío, era de noche e iba muy calurosa, camisa de tirantes lila con capas, pantalones blancos y zapatillas lilas, ya que en Mérida el termómetro no bajaba nunca de los 25 grados.

El frio se notaba más en Barcelona ya que era una ciudad costera y la humedad daba esa sensación de frío polar.

Cuando el bus nos dejó en la terminal, subimos las escaleras mecánicas y llegamos a la zona de tiendas. Allí me pareció ver a ese chico rubio que tanto me gustaba y adoraba. Fabio Quartararo.

Mi chico perfectoWhere stories live. Discover now