Un Mismo Color.

1.1K 127 52
                                    


Parte 1: Rikio lo sabía bien desde un principio.


Porque fue Kamamoto quien vio cuan destrozado quedó Yata al ser abandonado.

Yata era el objeto de su más grande afecto y sabía que nunca lograría que él le correspondiese; porque ese lugar, esa parte cerrada bajo siete llaves que era el corazón de Yata, le pertenecía únicamente a Fushimi.

Y dicho lugar estaba completamente roto... pero aun así intentaba recoger los pedazos y armarlos nuevamente, porque su amor por Yata era abnegado e incondicional.

Kamamoto desde la primera vez que vio a ambos chicos llegar a Homra pudo darse cuenta del amor que Fushimi sentía por el skater, por lo tanto si tuviese que describir una única cosa que ambos tenían en común era la profunda adoración que sentían por Yata.

Y Kamamoto trataba de alejarlo de Fushimi, alejarlo del amigo que rompió su corazón era una tarea difícil e imposible que quizás ni el mismísimo Mikoto-san fuese capaz de conseguir del todo... Porque sea a donde sea y pasara lo que pasara, Fushimi siempre lo buscaba y lo encontraba.

Por ello evitaba de todas las formas posibles que ambos se enfrentaran. Porque quería evitar que Yata escuchara las palabras venenosas que salían de los labios de Fushimi. Porque Fushimi quería ser odiado y Yata, quien externamente mostraba rabia y odio hacia el que una vez fuera su mejor amigo, internamente lloraba, internamente estaba quebrándose más y más; y Fushimi era herido también, no solo por las palabras que escupía Yata con el calor del enojo, sino porque el veneno que arrojaba también lo hería lentamente.

Por ello, como un acto masoquista, jugó una carta que sabía lastimaría a Fushimi, y de paso a sí mismo.

'¡No dejes que el sacrificio de Mikoto-San sea en vano!'

Y dolía, porque el rostro de Fushimi mostraba rabia, tristeza y odio al tener que reconocer que el fuego de Mikoto-san era más poderoso que el pasado que compartió con Yata, más poderoso que el dolor que debería haber ocasionado su traición. Y aquello era un bálsamo pequeño para sus propias heridas, al poder devolverle un poco del dolor de Yata a Fushimi.

Y a él también le dolía, porque sólo Mikoto-san fue capaz de llenar el vacío que dejo Fushimi al partir. Pero estaba bien, pues estimaba mucho a su Rey como para odiarlo por eso; gracias a Mikoto-san Yata sonreía realmente y por eso jamás podría despreciarlo.

Porque Yata adoraba a Mikoto-san, Mikoto-san era el único que lograba enfriarle la cabeza de algún modo. Gracias a ese nombre Yata solía pensar las cosas dos veces antes de hacerlas o decirlas, gracias a ese hombre Yata quería ser alguien mejor y confiable, alguien en quien Mikoto-san pudiera sostenerse en caso de ser necesario. Porque Yata adoraba a Mikoto-san. Adoraba a ese hombre y haría lo que fuera necesario por él, porque le debía un enorme favor... que ni con su vida completa alcanzaría a pagárselo.

Una segunda cosa que quizás compartiera con el mono, era la misma expresión devastada al reconocer que el único que realmente era dueño del afecto del muchacho era y sería sólo Mikoto-san.

Pero Fushimi y el jamás serían iguales... porque Kamamoto jamás le habría hecho a Yata ese enorme daño. Porque no habría callado su molestia, él le habría dicho a Yata la verdad. Porque sabía que Yata habría entendido, después de explicárselo claramente, y habrían podido seguir siendo amigos.

Porque le habría dicho que Homra no era lo que él quería, que no se sentía cómodo con el ambiente... que el fuego tóxico e intenso de Mikoto-san le era desagradable.

Un Mismo Color [K-Project] [SaruMi]Where stories live. Discover now