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La noche de aquel 31 de diciembre era fría. Las calles, las casas, los autos, los árboles, todo estaba completamente cubierto de una gruesa capa de nieve. Y claro que era de esperarse, después de todo, era imposible imaginar un diciembre sin nieve.

Las familias suelen reunirse para esa época para compartir ¿no? Comparten sonrisas, regalos, abrazos, comida... En resumen: buenos momentos, hermosos recuerdos.

Pero para Mirai, esta noche era distinta. Siendo una chica que vive sola en un departamento de la localidad; no era como si tuviera con quién compartir la ultima noche de aquel año. Sakura, que ahora tenía un empleo turnado, había tenido que trabajar hasta tarde de imprevisto, así que no podía contar con ella. Para noche buena y navidad lo había pasado con Mitsuki, Kanbara-senpai y los demás.

No lo negaba, lo había pasado de maravilla.

Eran un grupo demasiado particular, no había la menor duda acerca de ello, pero al estar en la compañía de ellos, ella sonreía como nunca, aunque lo negara fuertemente. En especial con Akihito. De tan solo pensarlo, un pequeño sonrojo, casi imperceptible, apareció en su rostro.

Hacía unos meses que eran por así decir...

No, no, no ¡qué va!

Salían juntos.

Sí, probablemente eso sonaba más acertado sobre la relación actual entre ellos. Ni siquiera sabía si llamarlo como siempre o por su nombre, así que eso no demostraba un mayor cambio en su nueva relación.

El reloj marcaba las 10:55 pm. Pronto, el año acabaría.

Decidió recostarse sobre su cama. Le agradaba la suave sensación de su nueva sábana, era casi como afelpada, pero gracias a la calefacción, que horas antes había prendido, esta estaba tibia. De por si, todo el ambiente dentro de su departamento era acogedoramente tibio.

Decidió colocar su nariz directamente sobre la sábana, ya que esta se encontraba un poco roja, sentía un poco de frío. Probablemente no por el clima. La soledad en ocasiones puede ser cruelmente helada.

Pensar en aquello la deprimió un poco. Sabia que tenía amigos, pero sentía que estos fácilmente se olvidaban de ella. Sakura trabajando, Mitsuki en su rollo y las otras chicas probablemente de compras o simplemente atendiendo la cafetería. Y Akihito... Él. Él ni siquiera había llamado desde hacía unos días.

Aquello le molestaba, y la molestaba realmente. Al darse cuenta que había dejado caer demasiado peso sobre la sábana, se percató que había pegado demasiado sus nuevas gafas contra sí, por lo que, nuevamente estaban sucios.

Aquello era irritante también. Si ocupas o usas gafas, sabrás el martirio que puede llegar a ser el tenerlos. Una simple mancha, y pasas todo el rato viéndola hasta que te decides por quitarla. Así que Mirai, con algo de pesar, se sentó sobre su cama y sacó de uno de sus bolsillos, el pañito que siempre utilizaba para limpiarlos. Aquel simple hecho hacía que ella pensara en el chico de cabellos rubios. Le parecía un pervertido por completo al saber que él disfrutaba de verla hacer aquello.

Pero ella tenía que admitir que a pesar de ello, él se había convertido en alguien muy especial para ella. No sólo porque, a pesar de una mala manera se hicieran cercanos, sino porque él siempre estaba ahí que lo necesitaba. Cuando creía haber caído en lo más profundo del abismo, él llegaba y lograba sacarla de este.

Pero ahora parecía como si estuviera ignorándola o evitándola a propósito. ¿Es que él ya no le quería?

Terminó de limpiar sus gafas, las cuales curiosamente habían sido regalo de su senpai; y nuevamente, se dejó caer sobre su suave cama. Con la vista hacia el techo falso, se puso a pensar.

Un Nuevo Comienzo [Kyoukai no Kanata]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora