introducción.

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Sus ojos, sus labios y los gestos que de su cara emanaban. Yo sólo me limitaba a mirarla de reojo mientras prestaba atención a la carretera y veía pasar todo tipo de carros con los colores que lograba atrapar la intensa luz amarillenta de mi automóvil en aquella noche de abril. Apenas estaba lloviznando, el clima era delicioso, el olor a tierra mojada era comestible.

Cómo amo la llovizna, todo es tan mágico.

Lentamente los limpiaparabrisas hacían su trabajo. El aire acondicionado seguía encendido a pesar de la frescura exterior para evitar que el agua ingrese.

Todo el camino de regreso de la playa ella estuvo con un humor divino. No recuerdo de que hablábamos pero las risas eran más que las palabras.

Cuando empezó la llovizna hicimos silencio sin saber por qué, como si nuestras almas obedecieron a una sorda orden la naturaleza, pero ella seguía con la sonrisa dibujada en la cara y me hacía tan feliz.

Ella encendió la radio, the Beatles sonó, ella no era fanática de los cuatro fabulosos pero sabía bien que yo sí, los dejó; se escuchó Here come the sun salir por las vocinas de aquel automóvil a ochenta kilómetros por hora.

-Linda canción para escucharla en un día tan nublado - me dijo.

-Pero ya va a anochecer, cantame here come the moon - le pedí.

-Acabas de arruinar un momento mágico con tus malos chistes - dijo mientras sonreía por mi incapacidad de hacer de payaso -, pero en algún momento tendrá que salir el sol - terminó diciendo sabiendo que había ganado, como siempre.

Cuan feliz me hacía verla feliz, la miré sin perder de vista la mojada carretera y acenté con la cabeza sin saber que tenía y no tenía la razón.

Nunca más volvió a ver el sol, no como lo vemos nosotros, los que seguimos vivos.

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⏰ Last updated: Jul 17, 2023 ⏰

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Llovizna.Where stories live. Discover now