Kuroshitsuji : Demonio Solitario

one shot

La vida de un demonio es solitaria y aburrida adornada con toques de desenfreno y lujuria, pero al fin de al cabo vacía. Todo cambio hace mucho tiempo cuando renuncie a mi forma demoniaca por un niño. Ciel Phantomhive, ese niño de pelo grisáceo, mirada azul y carácter intratable ... Ni siquiera recuerdo hace cuanto fue... Cuando comenzaba las tareas temprano en la mañana despertando a bocchan... Siempre pensé que los demonios no sentían, siempre creí que no podíamos desarroyar sentimientos hacia otros seres, así me educaron. Jamás pensé que me habían engañado hasta este punto.
Si se supone que no siento ¿que es este vacío? ¿Porque veo el pasado tan cálido y el futuro tan frío ?
La primera vez en que vi al niño era poco más que un saco palido y cadavérico niño vengativo, solo pude reírme al imaginar lo que habría pasado para llegar a ese estado en el que un niño es obligado a madurar y obtener la determinación suficiente para invocar un demonio. Ahora lo pienso y se me vuelva el corazón al pensar en Ciel en esas condiciones... Esa misma determinación que lo llevo a la muerte, culminó el contrato y me obligó, me ordenó que devorarse su alma... Fue una orden difícil de ejecutar no fui capaz de devorar su alma automáticamente la culpa por haberlo matadome invadió y me quede ayi acunando el cuerpo sin vida asta que el frío y la rigidez se apoderó de todo su pequeño ser. Jamás había llorado pero mientras observaba palidecer asta el extremo el frágil cuerpo las lágrimas resbalaron solas por mis mejillas ¿Porque? ¿Porque no le dije que lo amaba antes de arrebatarle la vida?
Pase cientos de años en la más mísera y agónica amargura. Sin sus azules ojos, sin sus bromas mordaces, incluso sus pequeñas manos abrazadas a mi cuello cuando lo llevaba...
Jamás toque su alma, deje que los shinigamis se la llevasen con la esperanza de que pueda reencarnarse, con la esperanza de volver a verlo.
Y aquí sigo viendo pasar los años, esperando volver a ver a ese niño, el que me dio un soplo de vida para luego obligarme a acabarlo todo cruelmente.
Después de todo resulte tener un frágil corazón, fuerte en su presencia y depresivo en su ausencia.