Prólogo

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"Espero que el destino nos deje cruzarnos más adelante, al menos para verte y saber que estés bien. Gracias por hacerme vivir las mejores sensaciones de mi vida, cuídate y sé feliz. Hasta algún día idiota, te quiero".

6 meses después...

Frank

—Tío, Frank, no había conocido una persona más impuntual en todo lo que llevo de vida — exclamó Guille dramatizando y me apurándome por enésima vez mientras yo seguía en la búsqueda de mi móvil, que quién sabe en qué parte de mi departamento lo había dejado.

—¡Ya voy, macho! — grité tratando de tranquilizar a mis amigos.

Fue en vano, escuché el claxon volver a sonar para que bajase de una vez.

—Tío, llevamos una maldita hora aquí. —La voz de Rubén empezó a alterarme.

Unos minutos después, encontré mi celular después de remover cada escondite de mi casa, y salí del apartamento lo más rápido que pude.

—¡Hostia, pensé que no saldrías jamás! —se quejó, Samuel.

—¿Qué acaso no han escuchado eso de que lo mejor se hace esperar? —añadí con burla.

—Sube antes de que te dé una buena hostia. —Willy puso una cara de: "lo digo jodidamente enserio", así que le hice caso sin protestar.

Minutos más tarde llegamos al bar a por nuestra "Noche loca", o así es como decían estos.

Yo no sé qué tan loca podría ser para mí, hace mucho que no salía, es más, creo que la última vez fue cuando asistí al evento del Club Media Fest y conocí a... Bueno, mejor no entrar en detalles.

—¡Eh Frank, ¿estás aquí?! — oí la voz de Vegetta entre el bullicio.

Sonreí como pude, asintiendo, y me acerqué a donde estaba él con Willy.

—¿Donde se metió Rubius? — pregunté, me extrañó su ausencia, él había sido el más entusiasmado en venir.

—Dijo que iría a por cervezas —contestó Willy.

—Eso me vendría muy bien en este momento, iré a acompañarle —los otros dos asintieron con la cabeza apoyando mi idea, me sentía un poco incómodo con ellos, me daba la sensación de que estaba siendo el mal tercio.

Fui a la barra en busca del rubio este, pero no había ni un rastro, miré a mi alrededor tratando de localizarlo.

Después de unos intensos segundos de búsqueda, pude distinguir su cabello alborotado a lo lejos, me acerqué a él, seguro que tendría algo que invitarme.

Caminé atraves del montón de gente que había, y cuando estaba por alcanzarle, pude diferenciar una figura femenina a su lado.

No. Simplemente No. No era posible.

Me quedé paralizado, en mitad de la pista de baile, sin sentir mis piernas funcionar.

Aún pasmado observé cómo Rubén envolvía a aquella chica con sus brazos y se alejaba junto a ella... —¡JODER, SE ESTÁN ALEJANDO IDIOTA, HAZ ALGO!— Mi subconsciente me hizo reaccionar.

Rápidamente aceleré mi paso hacia ellos, choqué con algunas personas, que en lugar de bailar, parecía que iban a follar allí mismo.

Me aseguré de estar lo suficientemente cerca y entonces la tomé del brazo y con cuidado la giré hacia mí, nuestras miradas conectaron y ella dilató los ojos con evidente sorpresa.

—¿Dónde está? —fue lo único que pude articular.

Mi amigo frunció el ceño al ver lo efusivo que había sido con su chica y trató de ponerse entre nosotros, pero ella lo tomó del brazo y le sonrió para que se calmase.

"Estoy bien", le susurró.

—Ella no está aquí. —exclamó con voz firme.

—Paola, ¡¿Dónde está, coño?! —grité exaltado.

—Olvídala, Frank, olvídate de ella. Eso es lo mejor que puedes hacer, ella ya lo hizo.

QUINCE DÍAS CON ELLA - sTaXx & Tú #2° ©Where stories live. Discover now