La Cuenta

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Allí, en el mismo lugar en el que empezó todo, me vi a mi mismo, otra vez, una segunda vez, una maldita tercera vez que me sucede exactamente lo mismo. La comprobación de que la historia es cíclica, o de que todas las cagadas posibles me pasan a mí. Y para colmo de males, las mismas cagadas, me pasan una y otra, y otra vez. En ocasiones sospeché que yo estaba maldito, nací así, que jamás tendría suerte, jamás lograría nada. Y la realidad hoy parece confirmar mis pronósticos.

Nací en el medio de un fuego cruzado, entre lo que cada uno buscaba y quería. Nadie me preguntó qué quería yo, solo me dijeron "escoge un bando". Toda mi vida fue así. Y mi maldición fue que quería arreglar los problemas, en vez de dejar que estos ocurrieran. Quería cambiar el mundo.

Y lo logre. Pequeños cambios, pero los hice. Me sentía realizado al hacerlo, sentía que servía para algo, que mi existencia tenía valor. Que podía hacer a la gente feliz, ayudándola con sus problemas. Había encontrado mi misión en el mundo. Quizás había cosas que no iban bien en mi mundo, pero la mirada de ellos me reconfortaba.

Sin embargo, me olvidaba de algo. De mí. Y cuando quise actuar, era tarde. No sabía qué hacer, cómo actuar, qué decir. Allí me di cuenta que no sabía nada. Que creía saberlo todo, y lo equivocado estaba.

Ella se levantó, metió sus cosas en su bolso negro y se fue. No me dijo nada. No hacía falta. En el mismo momento en que ella se iba, un mozo que sólo hacía su trabajo, me traía los gastos que debía pagar. La deuda que había contraído.

La cuenta que debo abonar de la vida.

La CuentaWhere stories live. Discover now