➵ Capítulo único.

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Durante mi primer día de clase, me crucé con un chico.

—Oye, la escuela está por ahí, ¿sabes? —dije al chico de cabellos castaños mientras le señalaba.

—Voy a la escuela que hay en la ciudad de al lado. —contestó.

—Oh, adiós.

—Adiós.

Los dos seguimos caminos contrarios, pero en eso, los dos volteamos al mismo tiempo y nos hicimos muecas.

Nunca supe su nombre, pero hemos estado haciéndonos muecas el uno al otro durante seis años. Aunque lloviese, hiciese viento, o hubiese tormenta.

Practico hacer muecas de forma obsesiva.

—¿Todavía estas con eso, Annie? —preguntó una compañera de clase al verme hacer muecas frente a un espejo.

—Déjala. —contestó otra compañera. Estaba acostumbrada a verme hacer el ridículo.

***

—¡Me voy! —grité para luego salir de casa.— «Hoy probaré algo nuevo.» —pensé.

Ya en el camino de siempre, él estaba frente a mí. Continúe caminando al igual que él.

—«¿Es ese su uniforme? Le queda bien.» —pensé. Era una nueva temporada.

Al llegar al punto de siempre voltee al igual que él lo hizo.

—«Pero, ¡no pienso perder!» —pensé e hice la peor mueca posible.

—Lo siento. —dijo él desviando la mirada.— No voy a seguir con esto. Es que me gusta alguien, ya sabes.

 Es que me gusta alguien, ya sabes

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¡¿Cómo?!

—¡Vale! ¡Lo haré yo sola si es necesario! —exclamé.

—¡Nadie te está obligando! —exclamó él.

***

—¿Ahora le gusta una chica? ¡Maldito sea él y sus hormonas! —grité desde una de las ventanas de la escuela.

—¿Qué pasa contigo, Annie? —preguntó una compañera de clase.

—Déjala sola. —contestó otra chica.

Para empezar, ¿por qué comenzamos a hacer eso?

Aún recuerdo cuando nos hacíamos muecas el uno al otro y moríamos de risa por ello.

Bueno, da igual. ¿Qué cara pondré mañana?

***

A la mañana siguiente me encontré con él nuevamente —la misma rutina— e hice una de mis muecas. Él solo sonrió y continuó su camino.

Los siguientes días continué con lo mismo, haciendo las caras más horribles, graciosas y deformes que podía, y solo en respuesta recibía una sonrisa de parte de él.

Ah. Ahora lo entiendo.

Me dolía. Quiero hacerle reír pero... poner caras es la única forma que conozco para ello.

A la mañana siguiente llegué más temprano de lo normal y esperé hasta que finalmente apareció.

—Buenas. —saludó él.

—B- Buenos días. —respondí nerviosa.— «¡Guau! ¡Ni siquiera nos habíamos saludado antes!» —pensé sorprendida.

—Oye. ¿No pones ninguna cara hoy?

¿Cómo? ¿Qué debería hacer?

—¿Qué tengo que hacer para que te rías? —pregunté entre lágrimas que caían involuntariamente.

—¿Eh? —exclamó él sorprendido.

—¡Quiero verte reír! —exclamé.— Yo... ¡ya no sé qué hacer!

Él se acercó a mí en un intento de consolarme pero se sonrojó completamente, por lo que mantuvo su distancia.

—¡Haces las caras más divertidas del mundo! —exclamó.— Pero... lo siento. Estabas muy mona intentando crear nuevas caras, no podía dejar de mirar.

—¿Eh? —exclamé mientras secaba mis lágrimas.

—Um... esto... ¿Sabes qué? Es un poco tarde para presentaciones , pero podríamos tener una en condiciones ahora mismo.

—Si. —respondí sonriente.— Mi nombre es Annie Willson.

—Es un gran placer conocerte. Mi nombre es Jung Hoseok.

 Mi nombre es Jung Hoseok

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08:05 ➵ HoseokWhere stories live. Discover now