A una llamada de distancia.

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Le tomó dos meses y catorce días.

Bueno, dos meses y dieciséis días si se quería ser quisquilloso y contar los dos días que le habían tomado a Tony para finalmente aceptar ese sí, el teléfono aún yacía sobre su escritorio, y no, no desaparecería mágicamente sólo porque él lo deseara.

El teléfono, y debajo de él, esa maldita carta.

Si me necesitas, ahí estaré.

Carajo. Él sólo la había leído una vez, pero las palabras de Steve se habían enterrado en su memoria, y esa última línea especialmente estaba en constante repetición. ¿Necesitarlo? ¿Por qué necesitaría a Steve, después de todo lo que había pasado? ¿Por qué querría repentinamente llamar al sujeto?

Steve no solamente le había dado una golpiza, le mintió- guardó secretos para él, y con eso destruyo cualquier amistad que pudiera haber habido entre ellos.

Girando el teléfono en sus manos, Tony lo puso sobre su escritorio de trabajo mientras suspiraba. No es que culpara a Steve. No por todo al menos. Había llegado muy lejos, sí, pero una parte de Tony lo sabía, desde el principio, que Steve no cedería. Y poner esa teoría a prueba demasiadas veces- sólo los había lastimado más. Tony supuso que el simplemente, inocentemente, esperaba estar mal acerca de eso. Que Steve entraría en razón; que vería que las cosas no podían seguir así. Pero no lo hizo. Y Tony había estado tan enfocado en probar su punto, que no pudo ver lo que tenía justo frente a su nariz.

Ellos vivían en un mundo sesgado y lo sabían. Y Tony, como el resto, no hizo nada para cambiarlo.

Sólo Steve lo hizo, al diablo las consecuencias.

Y desde que Steve y Barnes habían caminado lejos hasta sólo Dios sabe dónde, Tony gastaba sus mañanas luchando con el deseo de no levantarse, de no entrar en la ducha y de no morir un poco más ese día. Nunca funcionaba. La responsabilidad aún era mucha. Tenía que asistir a las juntas de la Suprema Corte, juntas de la CIA y a juntas del Senado todos los días. Él trabajaba para instituciones con manos que ya no eran suyas, y dejaba la oficina no sabiendo del todo si el mundo era mejor o peor a causa de eso.

Él sabía que eso lo estaba destruyendo lentamente, pero eso era todo lo que podía hacer.

La ironía de todo esto es que él lo sabía. Al firmar los Acuerdos de Sokovia, él sabía que al final de todo eso, tendría aún tal vez a Rhodey de su lado, incluso tal vez Vision, pero la mayoría del equipo se iría.

Steve se iría de seguro.

Suspirando, Tony tomó el teléfono de nuevo y lo observó.

Ese. Maldito. Teléfono.

Fue casi arrogante de Steve pensar que podría engañar a Tony así. Mandándole un teléfono, y esperar que fuera él el que rompiera el silencio.

Maldito cobarde.

Era un modelo viejo, pero claramente alterado. No lo había revisado de cerca hasta ahora, pero parecía robusto, resistente a los golpes, y si tuviera que adivinar, diría que había probablemente un anti-GPS en él.

"¿Qué estabas pensando Rogers?" murmuró, moviendo un dedo sobre la pequeña pantalla.

Si me necesitas, ahí estaré.

¿Qué bien podría hacer el llamar a Steve de cualquier forma? Ambos habían hecho sus puntos de vista muy claros, y Steve tomó su decisión. El sujeto le había mentido, le había quitado algo por lo que Tony jamás lo perdonaría, ¿qué bien podría hacer el hablar ahora?

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⏰ Last updated: May 18, 2016 ⏰

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A una llamada de distancia.Where stories live. Discover now