• Kurozunda Chitai •

Capítulo 1

10:37 PM, Sonderborg - Dinamarca.

Las luces de la ciudad no llegaban a iluminar un oscuro callejón en específico, la atmósfera propia de ese lugar no era tenebrosa ni mucho menos agradable y Kerim caminaba de vez en cuando en su oscuridad para llegar a la tienda 24 horas a la que acostumbraba ir por una caja de cigarros.

Él era considerado en su ciudad como un joven problemático, pero a la misma vez muchas personas lo querían por su carácter y madurez, pues había pasado por muchas situaciones en su vida que le llevaron a ser lo que hoy era.

De camino a la estación de gasolina miró por detrás de su hombro cuando presintió ciertos pasos lentos y torpes detrás de él, para luego sentir que una mano lo tocaba sorpresivamente. Fue cuestión de segundos cuando el moreno tomó el brazo de esa persona y lo empujó provocando que su espalda impactase contra unos basureros y la acera.

Kerim apuró sus pasos sin ninguna intención de mirar hacia atrás, pero al momento de parar de escuchar los jadeos del hombre él decidió detenerse en seco y darse la vuelta por completo. Lo analizó de arriba a abajo viendo un charco completamente carmesí al rededor del hombre. Dando largas zancadas hasta este el moreno llevó una mano hacia su cuello para tomar el pulso, y éste era inexistente. Se agachó hasta la altura del cuerpo ensangrentado para examinar la herida pues, su traje estaba totalmente manchado de rojo.

Abrió el chaleco con rapidez creyendo que él le había provocado tal herida pero lo primero que encontró fue un tatuaje en la parte de su clavícula que pasaba por su pectoral hasta arriba. Además, logro visualizar de donde salía toda esa sangre: una herida de bala en el abdomen izquierdo que era, por supuesto, reciente.

Kerim  abrió sus ojos por la sorpresa y arrepentimiento, a lo que acercó su oído al corazón del sujeto y seguidamente llevó sus manos hacia la herida intentando parar el sangrado.

— Oye... —Le dio unas leves palmadas en el rostro intentando que reaccione — ¡Ey, vamos respóndeme de una puta vez! —Ya comenzaba a desesperarse, no le importó llenarse de sangre pero; luego de un periodo de tiempo se dio cuenta que era inútil.

Aquel chico había muerto frente a sus ojos y no había nada que hacer y tampoco tenia la menor idea de que le había pasado.

Metió una mano en su bolsillo para sacar su teléfono con las manos temblorosas, y en ese preciso instante cuando iba a marcar a emergencias le respondieron en seguida.

—911, me llamo Esteban ¿En que puedo ayudar...? —Kerim no le dejó terminar.

— Necesito una maldita ambulancia ahora, hay un hombre aquí que parece que está herido y no tiene señales de pulso, por favor apresúrense

Sus ojos verdes se dirigieron rápidamente a la salida del callejón donde se encontraban varias figuras acercándose a él, no pudo detallarlos debido a la oscuridad.

— ¿Sabe como sucedió? ¿Me puede indicar su nombre?

—Kerim Maslesâ, la dirección es Sonderb...

—Baja el teléfono —Habló una voz gruesa quien se sacó el cigarro de la boca para poder hablar.

Un movimiento de cabeza había hecho que los seguidores del hombre trajeado se acercaran a Kerim cada vez más.

El moreno los observó paralizado con la mandíbula apretada. No entendía la situación, había un cadaver con ellos y habían dos posibilidades: Ellos eran los asesinos, o piensan que él lo hizo.

Le obligaron a levantarse tomándolo del cuello de la camisa, esta acción le hizo entender que ellos buscaban pelea a lo que intentó zafarse bruscamente, y una vez de haberse librado intentó golpear hacia el principal sujeto. Al momento de hacerlo éste hombre con un movimiento rápido esquivó el impacto que recibiría y le propinó un buen golpe en el rostro lo suficientemente fuerte como para cortar una de las cejas de Maslesâ. Seguidamente exhaló el humo del cigarrillo lentamente mirándolo con aire de superioridad.