1: Chris

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Todos nacen siendo buenos para algo. Es una especie de talento que les da la vida para que sean capaces de tener algo en qué inspirarse cuando se lancen al mundo a "Ser alguien". No entiendo eso, todos somos alguien ¿no? Que seamos útiles es otra cosa. Bien, volviendo al tema de los talentos, algunos saben cantar, otros actuar, algunos saben hackear la contraseña del wifi de su vecino etc. Talentos formidables sin duda. Pero luego estamos los que somos buenos para hacer... nada. No sabemos nada, nada nos sale bien y siempre que abrimos la boca nuestra voz parece ser una especie de aplauso en una montaña ya que desatamos una avalancha de problemas sobre los que nos rodean. Yo no sirvo ni siquiera para atarme los cordones, tampoco sé cómo irritar a un profesor, no tengo idea de qué es wifi y los libros parecen odiarme ya que siempre que intento sacar uno de la biblioteca uno me da un knock out en la cabeza cuando intento llevármelo.

En fin, mi amigo Josh y yo hemos vivido 16 años de nuestras vidas intentando buscar nuestro "talento especial". Sin embargo no tuvimos suerte en ninguna ocasión en la que queríamos probar algo nuevo o que creíamos que nos iría bien en eso. Por ejemplo, un día (a mis 14 años) intenté trabajar como paseador de perros y tuve la mala suerte de que cuando me estaba bañando para cumplir mi trabajo, confundí el pote de shampoo de mi tía con salsa de carne ya que mi odioso hermano menor quiso jugarme una broma. Cuando fui a buscar a los perros, resultó que me persiguieron por todo el barrio y encima se me escapó uno. Tuve que devolver el dinero a los vecinos y me pasé toda la tarde buscando que se había escapado. Lo encontré en mi casa, ya que mi hermano lo había metido, comiéndose mi tarea. Esa tarea debía entregarla al día siguiente y por eso me pasé toda la noche volviéndola a hacer. Al final, estuve tan cansado al día siguiente que no escuché la alarma y terminé por faltar al colegio. Maldita vida...

Y eso sólo fue una cosa, también quise ser poeta y entregarle mi mejor poema a Harriet, la chica más popular y de la que estaba enamorado. Sin embargo descubrí que ser rubio de ojos celestes no ayuda cuando usas anteojos y eres un nerd. Ella leyó el poema con desagrado y lo destrozó en mi cara. Josh se burló de mí y me dijo que perdía mi tiempo con alguien tan amargada como ella.

Bueno, creo que para una de las pocas cosas que soy bueno es en escribir en mi teléfono (vaya talento). Lo cierto es que llevo un diario electrónico en el que anoto todas las cosas que me pasan en el día y, encima que se puede entrar allí sin problema ya que mi celular no tiene código de desbloqueo, no se lo mostré a nadie. Ni siquiera a Josh, lo cierto es que una vez saqué el asunto en la cena y mi padre subió el volumen de la televisión señalándome que lo que le estaba contando no era tan importante como el partido de fútbol que estaba viendo. De nuevo, maldita vida...

Ahora mismo debo cerrar esto ya que Josh me espera afuera para que vayamos al colegio juntos. Agarro mi mochila en la puerta y no me despido de mi madre ya que aún está durmiendo como el resto de mi familia. Josh y yo somos vecinos así que por eso creamos una especie de amistad obligada. Ya sé que suena mal, horrible y que seguro se ve peor que popo de perro pero es sólo una especie de comparación. Ya que desde pequeños no teníamos a nadie más que a nosotros mismos para convivir así que fue como que el destino "nos obligó" a ser amigos.

Cuando abro la puerta de mi casa y salgo de lo más feliz para acompañar a mi amigo, un ave me caga encima, manchando mi pobre cabello y ensuciando mis lentes. Por tercera vez, maldita vida...


Buenos para NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora