Introducción

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Asomo ligeramente la vista por la ventanilla del taxi, con la intención de ver los rascacielos de Manhattan a través de mis gafas de Armani. La fresca brisa del norte del Puerto de Nueva York me revitaliza segundos antes de que el vehículo se detenga. Pago al taxista dejándole una buena propina, el hombre al ver el sobrante se sonríe y baja pletórico del asiento, en dirección al maletero, antes me abre la puerta y me ofrece la mano.

Cuando el resplandeciente sol me da de lleno entono la mirada al frente, sacando una perspectiva de la Quinta Avenida en su máximo esplendor.

—¿Se hospedará aquí? —pregunta el taxista sacando la última maleta y señalando al Fifth Aveune Grand Hotel

Sin apartar la vista del voluptuoso edificio, respondo:

—Solo durante un tiempo.

—Espero que disfrute de una estancia agradable, que tenga un buen día —concluye el conductor de avanzada edad volviendo a su vehículo.

Cuánto tiempo, Manhattan, te he echado de menos.

En seguida un botones se hace cargo de mi equipaje y yo me dirijo a recepción a por la llave de mi habitación. Pronto termino con el papeleo y los trámites de llegada y finalmente llego a mi habitación, situada en la última planta, contando con un gran espacio y unas vistas hipnotizantes.

Cojo mi móvil y busco el número de mi padre en la agenda, justo en ese momento su llamada se hace ver en la pantalla.

—Precisamente iba a llamarte —le atiendo dejando la llave sobre una mesilla blanca.

Escucho su risa tras el teléfono.

—¿Cómo estás, cielo? Me imagino que habrás llegado ya —responde él, prácticamente puedo ver como sonríe por la forma en la que habla.

—Sí, acabo de llegar a la habitación. ¿Qué tal te va con los alemanes?

—Estoy a punto de reunirme con ellos, después te cuento como fue. Por cierto, en cuanto llegues a la oficina mándame un mensaje para hablar con tu hermano, creo que es conveniente que hable con él antes de que os encontréis.

—De acuerdo, desde que llegue te lo haré saber para que hables con mi hermanastro —recalco la palabra "hermanastro" antes de colgar.

Si bien, de la misma manera en la que estaba contenta por volver, estaba totalmente asqueada por tener que lidiar con la mujer de mi padre y su hijo, Pierce Baranov, actual cargo ejecutivo de Knox Corporative Industries.

La jubilación de mi padre ha supuesto mi regreso a Manhattan, eso quiere decir que ahora, junto al hijo de la rusa oportunista, llevaré la empresa... Sin embargo siempre he sido una mujer ambiciosa, y a mis veinticinco años de edad he acumulado una larga lista de logros que no está terminada aún. Al venir aquí lo hice teniendo una idea bastante clara: tomar el control absoluto de Knox Corporative Industries, y para ello tendría que desvincular a la empresa de la familia Baranov y de sus afiliados, lo que no sería tarea fácil, pero por suerte cuento con el don de la paciencia a mi favor.

Cierto es que nunca me había faltado de nada en esta vida, pero... si puedo aspirar a más, ¿por qué negarme a ello?

Cruel IntentionsWhere stories live. Discover now