CAPÍTULO 17

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ADVERTENCIA:

ESTE CAPÍTULO TE PUEDE HACER LLORAR. YO LO HE HECHO MIENTRAS LO ESCRIBÍA.

17|YO...

David

Esto está mal. Esto está mal.

Repito mentalmente una y otra vez en mi cabeza.

No puedo seguir. Esto está mal.

Pero pensándolo bien esto no está tan sólo mal, esto está muy mal. Tengo que parar sea como sea, pero no logro reaccionar cuando sé a ciencia cierta que debería hacerlo. Sus labios están sobre los míos y soy incapaz de responderle, más que nada porque no debo hacerlo. Ella tiene a un novio que la quiere y no puede hacerle esto, ni conmigo ni con ningún otro.

Debo parar. Debo parar.

Me repito esta vez, sin embargo sigo paralizado sin responderle al beso. Sus labios comienzan a dar pequeñas caricias sobre los míos con delicadeza, y lo único que siento y sé es que estos labios que ahora me besan son ajenos y extraños. Estos no son los labios que deseo besar ahora mismo. Entonces es cuando reacciono apoyando las palmas de mis manos contra su pecho y con un leve empujoncito la separo de mí.

—Nat, ¿qué estás haciendo? —le pregunto en apenas un susurro.

La voz no me sale como debería de hacerlo.

—Probar unos vaqueros nuevos... —murmura.

—¿Qué? —más que preguntar, exclamo.

Los ojos se me abren de par en par. Ahora todas mis suposiciones encajan. Con el tema de los vaqueros se refiere al fri... A Jorge. Sabía que algo no iba bien entre ellos, conozco a Nat y sé a la perfección cuando algo le preocupa, y también sabía casi desde el primer momento que detrás de esos supuestos vaqueros se escondía algo más, algo como lo es el put... Jorge.

—Eh... —susurro al notar como Nat comienza a temblar a mi lado, y sé que en cuestión de segundos se va a volver a echar a llorar—. Eh Nat no llores, no llores... —susurro tratando de calmarla.

Estiro la mano hasta alcanzar el interruptor de la lamparilla de noche y la enciendo. Lo primero que veo es a Nat con la cabeza gacha intentando esconderse bajo las sábanas para que no la vea llorar una vez más, y entonces envuelvo mis brazos entre su cuerpo y la atraigo hacia mi pecho para abrazarla con fuerza intentando consolarla. Todo esto es tan confuso en estos momentos.

—Nat, sé que hasta llorando estás preciosa pero no lo vuelvas a hacer —digo con seriedad—. Recuerdas... ¿Recuerdas el baile de nuestra graduación?

—Sí... —susurra con voz ronca—. Jorge... —murmura.

¿Por qué no pienso antes de hablar?

La primera vez con mi peor enemiga.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora