CAPÍTULO 22

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22|SI ES TU PROBLEMA ES MI PROBLEMA

Alexandra

"Sus manos recorren lentamente la empuñadura del puñal, acariciando el material que la ayudará a saldar su cuenta pendiente con el pasado. Vuelve la mirada al malnacido debajo de ella..."

—¡Toma ya! ¡Y de nuevo vuelves a comer polvo Fedez! —grita Gonzalo emocionado.

—No vale, no estaba mirando —refunfuña David.

Levanto la cabeza de mi libro por un segundo para dirigir una mirada mortal a los dos individuos que llevan toda la tarde molestándome. Desde que cogí el libro tan solo he conseguido leer un triste capítulo de tres páginas. David, Gonzalo y Ale llevan desde las cuatro de la tarde jugando a la estúpida Xbox. A primera hora era bastante divertido ver como Ale pateaba el trasero de David y el de Gonzalo, pero tras tres horas escuchando sus gritos ya estoy cansada. En estas tres horas se me han ocurrido miles y millones de maneras de romper ese estúpido chisme, e incluso me ha venido alguna que otra idea de cómo matar al trío de individuos que les dan a los botones de los mandos sin parar. Tomo una profunda respiración para intentar calmar el mal genio que me ha ido creciendo a lo largo de la tarde. Aunque funciona poco, o más bien nada.

—Normal, si no estuvieses tan pendiente al reflejo de Alex en la cristalera creo que hasta conseguirías durar cinco minutos vivo —bromea Ale dándole un leve golpe en la cabeza a David.

—¡Yo no hago eso! —grita el mencionado—. Solo estoy viendo que tenéis una colección muy bonita de... ¿Vasos de plásticos? ¿Para qué queréis tantos vasos de plásticos? —intenta defenderse David.

—¿Tú para que crees? —le pregunta Gonzalo, y él se encoge de hombros sin saber qué responder—. Pues para las fiestas, que poco sabes de la vida universitaria... —suspira Gonzalo dándole de nuevo al botón "Start" para continuar la partida.

Cojo el marca páginas que tengo a mano derecha y lo dejo entre las hojas de mi libro. Con estos seres gritando va a ser difícil el simple hecho de acabar de leer el capítulo, aunque sé con certeza que lo voy a volver a abrir porque tengo la extraña manía de tener que dejar acabado un capítulo antes de cerrar un libro. No puedo dejar un capítulo a medias. Es extraño, ya que muchos amigos de mi pueblo natal me lo han dicho, e incluso Gonzalo se burla de mí por eso. Aprovecho que tengo la página señalada para estirarme sin miedo a perder por donde voy. Las sillas del salón son cómodas para estudiar, pero son un incordio para pasar un buen ratito de lectura. Si los chicos no hubiesen ocupado todos los sillones en su tarde de videojuegos o como Gonzalo la llama "la tarde de patear el trasero de David", me hubiese acomodado en el que es mi sofá. Los observo jugar un poco más antes de volver a iniciar mi lectura. Gonzalo va vestido con su atuendo habitual, vaqueros y sudadera. Llevo años intentando que cambie algo su vestuario, pero es imposible. Ni para salir sale de esas. Creo que cuando se case, llevará vaqueros y una sudadera a la iglesia. Ale, en cambio, todos los días lleva una ropa distinta, pero distinta en todo, ni siquiera sigue un estilo de moda. Un día te lo puedes encontrar vestido como un hippie y al siguiente como si fuera a las pasarelas de Milán o París. Es una persona extraña. Cuando le conocí, hace unos tres años, pensé que era un friki de los videojuegos, que no saldría a la luz del sol por propia voluntad... Pero resultó ser todo un fiestero y un ligón de primera. Quien me iba a decir a mí que ese flacucho despertaría tantas pasiones. Y por último está David, la persona más irritante que he conocido en mi vida, pero a la vez una de las personas con el corazón más grande. Al tropezarme con él en la plaza de la biblioteca pensé que era un niño malcriado y egocéntrico que solo piensa en sí mismo, pero con el tiempo he llegado a conocer a la persona que es. Alegre, divertido y amigo de sus amigos.

La primera vez con mi peor enemiga.©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin