♪ Once in a lifetime ♪

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Thomas era un camarero en el hotel Bellagio, hotel de lujo en Las Vegas.
Ya estaba cerca de terminar su turno. Sólo tenía que tender y ordenar otras cinco habitaciones mas y hacer otras cosillas que tenía pendiente. Si, definitivamente estaba cerca de terminar.

—Qué triste es trabajar en las Vegas y no salir a divertirse— musitó para sí mismo mientras extendía una sabana blanca sobre una cama tamaño matrimonial.
Si, realmente era triste, pero fue el único empleo que pudo conseguir para costear sus necesidades.

Thomas pasaba por el casino medio vacío con una aspiradora para limpiar la alfombra, después se dirigió al restaurante para recoger y ordenar las copas de vino que aún estaban en algunas mesas. Siguió su trayecto con su carrito de limpieza por el elevador para descender a la parte que los empleados utilizan para la lavandería.
Allí había un par de amantes que se besaban y restregaban sus cuerpos con ansías de pasar a otra cosa.
Eso incomodó al rubio.

Concluyó su turno pasando su tarjeta que le permitía su salida.
Se dirigió a su coche negro, prendió el motor y dio marcha con dirección a su pequeño departamento.
Ahí le esperaba su gato Mish.

—¿Qué tal compañero?— Le cuestionaba mientras le servía comida en su tazón.
Lo único que recibió como respuesta fue su dulce maullido seguido de un ronroneo tan característico de su perezoso amigo y compañero de cuarto.

Esa era la rutina de Thomas. Todas la noches veía cómo los amantes que arribaban al Hotel Bellagio disfrutaban del sitio, reían y se amaban mientras él limpiaba el desastre que dejaban.
Soltó un pesado suspiro y se dirigió a tomarse una ducha para luego dormir un largo rato. Saldría en la noche, que siempre lo espera con mucho trabajo.

La noche cayó inesperada para el joven Sangster. Tenía flojera de ir a trabajar pero de eso vivía, así que faltar no era opción.
Vistiendo unos jeans azul marino, una playera blanca, sus converce, el cabello alborotado y unas inmensas ganas de regresar a dormir salió del departamento cerrando con llave la puerta, después bajó por las escaleras del edificio, subió a su coche y se marchó rumbo a su trabajo, a seguir contemplado aquella vida que quisiera vivir con alguien para reír, para amar.

A través de la ventana del coche contemplaba los otros hoteles de lujo y dinámicos que caracterizan tanto a Las Vegas, las luces neón, las palmeras, todo. Tanto fue su distracción que por poco atropellaba a un transeúnte.
El sujeto con cara de espanto miró al conductor del coche negro. Por la oscuridad del interior no le pudo ver totalmente bien. Sin embargo, Thomas sí lo contempló a detalle; el sujeto portaba un traje azul rey que destacaba la blancura de su piel, su cabello castaño oscuro algo despeinado, unos finos labios ligeramente rosas y unos preciosos —pero asustados— ojos color ámbar.

El rubio sonrió por los nervios y al parecer, aquel sujeto de traje azul tomó eso como unas disculpas y le sonrió de vuelta.
El conductor de atrás presionó en repetidas ocasiones el claxon —llegando a ser irritante— para hacer que el rubio pusiera en marcha su auto, sin embargo esperó hasta que el chico de traje azul cruzara la calle. Un sujeto mas que iba trajeado de gris jaló al otro trajeado de azul permitiendo que los carros pasaran.

Thomas continuó su camino hacía el Hotel Bellagio para trabajar como ya era costumbre. Al llegar aparco el coche cerca de la entrada de empleados, bajó y se dirigió a su rutina.
Se colocó el uniforme de empleado, tomó su carrito de limpieza, subió al elevador y se fue a limpiar los rastros que dejaban los huéspedes.

Después de un rato, Thom andaba de paso por uno de los tantos pasillos del inmenso Hotel cuando una de las puertas se abrió de súbito.
El muchacho que abrió la puerta de golpe observó con ojos de curiosidad y reconocimiento al delgado camarero, como si ya lo hubiera visto antes.

Shot At The Night [OS Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora