Inevitable

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Las energías abandonan mi cuerpo, ya no soy capaz de moverme. Hasta he decidido ignorar el sabor de la sangre en la boca. El dolor de mis huesos rotos me adormece poco a poco. Creo que sólo me va quedando la consciencia. Aún siento que a mi lado están mis compañeros, cientos de Noldor cuya alma ya ha abandonado la tierra. Esta guerra nos ha desgarrado en todo sentido. El asedio a Angbard ha caído, Morgoth ha desencadenado todo su poder sobre nosotros. Es probable que esta dolorosa batalla perdure en las canciones, en cambio, hay algo en mi memoria que puede perderse en la posteridad. Tal vez sólo mi hermano Finrod lo recuerde, fue al único que se lo confesé. Dentro de todo, llego a creer que peor que cualquier maldición, es el hecho que ames algo, que sabes, no podrás tener.

Los eldar y los edian son muy diferentes, mas no tomé una real consciencia de ello hasta que llegó esa mañana en las colinas de Dorthonion. En mi interior guardo con aprecio esas jornadas contigo, que siempre se me parecieron enriquecedoras. En esas instancias me di cuenta de que pasaron milenios antes de que hubiese notado la fugacidad del tiempo. Cuando estábamos juntos sentía algo que jamás pude sentir con nadie más, algo que me llenaba, una cuestión tan potente que a veces no había necesidad ni de palabras. A estas alturas, sólo me reconforta la nitidez del recuerdo de tu reflejo en las aguas y la calidez de tus manos.

Te habría llevado lejos conmigo, aunque nadie ha visto todavía que la fuerza del destino ate a un eldar con una edian ¿La mortalidad? Tu condición y definición, como las flores que nacen y luego inevitablemente mueren ¿Por qué una tan extraña, bella y fascinante está condenada a desfallecer? Probablemente, para mí lo que te hace más preciada y añorada, es tu frágil existencia. Sin embargo, tu carácter y actitud son tan sólidos como los troncos de los primeros hijos de Yavanna.

Lo que parece más paradójico, es que yo estoy aquí desfalleciendo y tú debes estar en algún rincón de la tierra, con tus cabellos al viento susurrándole al aire tus preguntas, propias de la juventud de tu raza. Dicen que eres la más sabia entre los hombres y que la vejez te ha alcanzado. No obstante, sé que por dentro la llama de tu voluntad sigue intacta, esa que me hizo alejarme por temor, por pensar que desafiaríamos las reglas de los mismos valar si continuábamos juntos. Podría haber puesto a prueba lo establecido. ¿Acaso fui un cobarde? No, era el cruel destino, la guerra estaba tan cerca. Dentro de muy poco me iré de este mundo y tú quedarás, aunque tarde o temprano la mortalidad te encontrará.

Desfallezco, mas sé que no te encontraré de nuevo. El lugar que Mandos nos asigna es diferente al de tu estirpe. No podré tenerte a mi lado, pero de algún modo siempre estás y lo estarás, ahí donde quiera que permanezca después mi espíritu, pues has pasado a formar parte de lo que soy. Desde que te encontré siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte, porque de alguna manera, conociéndote me percaté de todo lo que no podía ser y de todo lo que hubiese deseado hacer a tu lado. Mi felicidad era frágil y breve como tu vida, y si bien el tiempo fue corto, pude ser yo contigo, un yo que desconocía.

Por primera vez experimenté la dicha y la desdicha al unísono, porque te había descubierto y con ello venía mi sentencia. Mi maldición de ser diferente al único ser con el que me habría gustado pasar la eternidad. Fuiste un instante en medio de mi existencia, un momento que estaba condenado a acabar, y que me marcaría de tal forma que aquí te dedico mis últimos pensamientos. A ti, Andreth de la casa de Bëor. Tal vez la historia traiga consigo uniones entre nuestras dos razas, pero ojalá alguien recuerde que el primero que amo a una mujer humana siendo eldar fui yo, Aegnor o Aikanáro, hijo de Finarfin príncipe del clan de los Noldor.

Quizá eones más tarde, cuando todo acabe para comenzar de nuevo, pueda encontrarte en las raíces de la creación.

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¡Muchas gracias! y si quieren leer "Athrabeth-Finrod-Ah-Andreth" pueden buscarlo en google o escribirme un PM (lo tengo en PDF)

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