A traición

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One Piece no me pertenece este es obra de Eiichiro Oda-sensei.

Es un SanZo <3

Era un día soleado y caluroso donde todos los mugiwaras realizaban diferentes actividades en la proa del barco.

La navegante y la arqueóloga tomaban el sol, mientras el cocinero le llevaba sus bebidas y luego se recostaba en alguna parte para poder fumarse un cigarrillo. El músico también acompañaba a las chicas en aquella actividad aunque el fuera un esqueleto. El renito jugaba con su capitán, el francotirador y el carpintero, mientras el espadachín entrenaba con sus pesas estando sin camisa.

-[Maldito marimo es que no sabes lo que me provocas al verte así, eres un jodido inconsciente]- Está más que claro que el dueño de aquellos pensamientos no era otro más que el cocinero del barco Kuroashi no Sanji.

-[Desde que regrese de la isla de los okamas algo cambio en mí, ahora no puedo resistirme a un buen cuerpo, al principio pensé que sería un tormento al verlos a todos con esos cuerpos tan apetecibles y no me había equivocado, mi querida Nami-swan y mi Robín-chwan eran las que destacaban claro está, pero sé que nunca podre tocarlas, luego estaban todos los chicos pero me mentalice y comencé a perder el interés de todos excepto de ti marimo, ese cuerpo me pide a gritos que lo haga mío, llevo tiempo pensándolo pero no sé si es por el calor o porque tú me estas provocando que ya no soporto más. Hoy te juro que serás mío lo quieras o no]

Luego de que el cocinero se trazara esa meta, se dirigió a la cocina para poder crear un buen plan.

(*¬*)

En la noche cuando todos los mugiwaras se encontraban dormidos, bueno casi todos excepto dos de ellos.

-[Me alegra que hoy te toque guardia marimo así podre acerté mío cuanto antes]-Pensaba lujuriosamente- [Qué tal si soy un buen nakama y te llevo una botella de sake para que no te duermas aunque creo que por equivocación esta contiene algo más que sake]- El cocinero lenta y sensualmente se dirige a la torre de vigía donde se encontraba el dueño de sus más recientes fantasías.

-Marimo- Le llamo al llegar.

-Qué quieres cejas de sushi- Respondió cortante el otro.

-Eso me gano por querer ser amable contigo, alga- Dijo con molestia fingida.

-No estoy para tus juegos ero-cook

-Yo solo venía a dejarte una botella de sake, pero sino la quieres no hay problema, adiós marimo- El espadachín se encontraba extrañado de que su compañero fuera amable con él, pero una botella de sake no se le despreciaba a nadie aunque este fuera el cocinero.

-Espera- Le llamo.

-Ahora no te la doy por mal agradecido.

-Está bien, lo siento.... Ya trae acá el sake cejillas.

-[Te tengo, ahora no podrás escapar de mí, marimo] Ya que insistes- le dirigió una sonrisa de lo más perversa, tanto que el otro no sabía cómo tomar aquello.

-Tks... eres un idiota.

-jajaja tu eres el idiota marimo-hablo con un pequeño tono de doble sentido, que por cierto el espadachín no noto pero aun así se enojó, cuando se disponía a atacar al cocinero, este vio sus intenciones de pelear por lo que decidió darle la botella para desviar la intenciones que tenía.

-Ya me la diste te puedes retirar cejillas.

-No, quiero estar un momento aquí.

-Hmp... como gustes- Aquello le pareció raro pero era el ero-cook nada en él era normal para el moreno. El peliverde comenzó a beber de la botella como si fuera la última que probaría en toda su vida- Que raro.

A traiciónWhere stories live. Discover now