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Desde que te vi ¡un fuego se enredó de tal manera en mi alma! sentía como la pasión me amaba. Sentía profunda necesidad por agarrarte y que un salvaje encuentro nos deje destrozados. Entonces te pregunté: "Me dejás que te quiera" tu respuesta, tan atrevida, fue un abrazante beso. Era brilloso y se coló por todos mis poros. Los días sin vos siempre pensé y quise una relación calmada que llenara de tranquilidad mi vida, pero inoportunamente me gano la locura de noches apasionadas y me ganaste.

Las tardes se alargaron y llegaron a noches, adoraba tu precisa y, contradictoriamente, inexacta figura a la luz de la ventana. Ese farol alumbró la inestabilidad.

Por siempre, en las memorias, quedan los momentos malos más presentes. Así que llega a mi el recordatorio de cuando me cerré, no soportaba que otros tomaran las decisiones. Y ahí vos tuviste que recuperarme érroneamente, porque me tocaba a mi, como todas las veces en realidad.

Un día después de uno de nuestros encuentros, me dijiste "Yo te quiero y me querés ¿Por qué lo ocultamos?" Y la verdad yo siempre tenía respuestas a tus impertinentes preguntas, pero esta vez en serio no sabía que decirte, si tenías la razón del mundo. Así que no te conteste y simplemente callé de nuevo. Yo sé que esa duda quedo en tu cuerpo de tal manera que la ignore con miedo a que me abandonaras, de no tenerte y no tener tus coversaciones de mañana.

Después de un tiempo viviendo contigo, en tu desastre de nido de amor, me di cuenta de que sí, que en verdad y sin culpa yo te amaba, todas tús pecas y lunares y  tu forma de llamarme y también tus ataques de risa y por supuesto  que cuando te enojaras taparas tu cara para evitar mis besitos. No sé, fuiste formando parte de mí y cada vez que te ibas lloraba. ¡Cuando por fin me decidí y te confronté! ¿te acordás? "Seb, quiero que seas mi algo, quiero que seas mi novio" Me acuerdo de tús gritos y de tús sí y de tús saltos. Ese día, mientras dormías, te juré en tercera persona: "Martin nunca te va a dejar ir, siempre va a estar con vos"
Los sueños pocas veces se cumplen y menos cuando nos intentan despertar.

Pero un día me cansé, de los insultos y me cansé de nuestra pareja, esa es la verdad, aunque con mucha lastima lo diga. Sí, fue culpa de la sociedad, por mirarnos demasiado, no aceptarnos y por excluirnos, pero mi parte de culpa no queda ausente, si el amor que yo viví hubiera sido lo más fuerte y valiente ésto no terminaba. 
Terminó justo donde tuvo que terminar, terminó en la milesima de segundo que dejamos de jugarnos por las emociones. Deschamos las emociones siendo criaturas rotas, reciclables y renovables, siendo monstruos emocionales.

Debo decirte que igual fuiste el amor de mi vida, el más importante y fuerte en todo momento. Te amé.

Con un amor inolvidable, Martin.

Mi carta de olvidoWhere stories live. Discover now