Dedos Firmes

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El cuarto de baño es pequeño, el vapor se ha concentrado tanto que me siento rodeada por una neblina espesa

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El cuarto de baño es pequeño, el vapor se ha concentrado tanto que me siento rodeada por una neblina espesa. El aroma de las sales de baño se impregna en cada uno de mis poros. No es la primera vez que me descubro intrigada por algo, casi pareciera que el objetivo de Jumin es tenerme en la constante duda de qué es lo que está estimulando mis sentidos. La bañera es para una sola persona y el agua está a rebosar, así que tengo cuidado cuando apoyo mejor mi nuca hacia atrás, buscando los ojos de mi esposo. La oscura mirada me contempla y sus largos dedos acarician mi cabello hasta darme pequeños masajes. Un pequeño suspiro escapa de mis labios y mis párpados vuelven a caer. Creo que podría quedarme dormida en este momento, rodeada de un aroma delicioso que no conozco, con Jumin sentado fuera de la tina, descendiendo sus caricias hasta mi cuello y hombros.

- Estas sonriendo.

Su voz denota el orgullo que siente. Él sabe que es por su culpa y está complacido. Su caricia vuelve a mi nuca, crea pequeñas presiones justo donde estoy más tensa y vuelve a bajar por mi húmeda piel. Aun si quisiera contener la sonrisa en mis labios, sé que es una batalla perdida.

- ¿De qué son las sales de baño? –pregunto, desviando ligeramente el tema.

- Nardos y azahar ¿Te gusta?

- Mucho. –susurró.

Jumin sigue tan elegante como siempre. Hay algo escalofriante en saber que estoy completamente desnuda mientras que él lleva su camisa arremangada y sus costosos pantalones de traje. Lo único que lo hace ligeramente casual es que va descalzo. Sus manos siguen bajando, recorren mis brazos y hace la presión necesaria para hacerme levantarlos. No necesita hablar para que lo entienda, conozco sus caricias como si fuesen nuestro propio idioma. Me giro hacia él un poco para facilitarle la tarea. Me sonríe con aprobación antes de concentrar toda su atención en mi brazo, creando pequeños masajes descendentes hasta llegar a mi muñeca e inclinarse. Me mira a los ojos antes de besar la punta de cada uno de mis dedos y luego el centro de mi palma. El corazón me late con fuerza y me encuentro en el deseo de alejarme por la vergüenza y las ansias de rodear su cuello hasta que me estreche contra su cuerpo. Pero su agarre es firme y una pequeña gota atrevida cae de mi mano hacia su mentón, resbalando peligrosamente y sin freno hasta su cuello donde pierde fuerza y se queda ahí, justo al final. Mi garganta se seca al seguir el corrido.

- El otro brazo.

Me muerdo el labio inferior, obligándome a reaccionar y asiento, siguiendo sus instrucciones. Sus dedos vuelven a tocarme, a relajar mi piel y hacerme sentir atendida. Pero mis ojos siguen donde la gota se ha quedado y en el camino húmedo que ha dejado. Me acomodo mejor, de rodillas sobre la tina, frente a él y ahora tengo mejor vista de su cuerpo. Mi aliento escapa de mis labios, dejo que corra hacia su dirección y siento como su agarre se tensa justo sobre mi muñeca.

- ¿Qué haces? –pregunta, intrigado.

- Hay una gota ahí. –mi voz es baja pero cuando él intenta quitársela, se eleva- ¡Espera!

Dedos Firmes «Mystic Messenger» [MC/Jumin]Where stories live. Discover now