Único.

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Tan solo unos niños, que jugaban en el parque, saltando y correteando como tal inocentes que éramos. Siempre lo iba a buscar a su casa, ya que yo era el mayor, y eso debía hacer el más grande de la relación, ¿no?

Jugábamos a ser unos recién casados. Nuestro sacerdote era un oso de felpa, que tenía un pedazo de tela blanca sobre él y un cuaderno de Jungkook como si fuera la Biblia. La capilla era mi casa, ya que la mayor parte del tiempo estaba solo. Nuestros anillos eran de plástico, lo fabricabamos nosotros. Aunque no eran de oro, tenían un gran sentimiento hacia el otro. Jungkook hacía la voz del oso de felpa, como si en verdad nos estuviéramos casando. Esa sensación de poder tenerlo en mis brazos, de poder decir "Sí, él es mi hombre", de darle pequeños besitos en su boca. Escaparnos e irnos a algún callejón a darnos besos más largos, sintiendo algo más que solo amistad, pensando algo más que solo un juego y diversión. Era amor de niños, uno puro y con sentimientos fuertes.

Todo esto sucedió a la edad entre seis a doce años.

Cuando nos hicimos más grandes, tuvimos pensamientos mucho más maduros al respecto. Así, decidimos ser pareja a mis catorce y a sus doce. Que Jungkook sea más pequeño que yo me enternecia y encantaba.

Diría que fuímos bastante fuertes con el tema de la homofobia. Aunque nos humillen y degraden, nosotros nunca nos cruzamos de brazos y continuamos con nuestra relación.

• Mucho tiempo atrás •

-Jimin, ¿aceptas a Jungkook como tu querido esposo, en la enfermedad y en la salud, para amarlo y respetarlo, por los siglos de los siglos? -"dijo" el oso de felpa-.

-Sí, acepto -dije sonriéndole-.

-Jungkook, ¿aceptas a Jimin como tu querido esposo, en la enfermedad y en la salud, para amarlo y respetarlo, por los siglos de los siglos?

-¡Acepto! -dijo emocionado mi "futuro esposo"-.

-Por el poder que me concierne, los declaro marido y marido. Ya puede besar al novio -dando por finalizado nuestro casamiento el oso de felpa-.

Fin •

Le agarré bruscamente sus adorables cachetitos, dándole un amoroso y largo beso. Era la primera vez en que nuestras leguas se cruzaban, se tocaban por primera vez. Una sensación perfecta. Era una pelea de saliva en donde ninguno ganó. Hasta ese momento, fue la demostración de amor más linda y arriesgada que tuvimos.

A mis diecisiete y a sus quince, fue nuestro primer acto sexual, el cual fue una perdición para nuestros cuerpos. Sentir su espalda desnuda, escuchar los gemidos que provocaban mis movimientos, mezclar todos los fluidos, desde sudor hasta nuestro líquido. Para muchos eso puede sonar asqueroso, pero para nosotros fue el momento más especial de nuestras cortas vidas.

• En la adolescencia •

-Jimin, ¿puedo decirte algo?

-Amor, claro que puedes, eso no deberías ni preguntarlo -dije, agarrándole la mano-.

-Mira, hace mucho quería hablar de este tema, pero no me sentía lo suficientemente maduro, porque es algo bastante delicado. En fin, me gustaría poder conformar una familia, adoptar, casarnos sin que nos juzguen, tener una vida normal, que nos traten como las tratan a las personas hetero... Me gustaría poder hacer todo eso, solamente a tu lado Jimin.

-Jungkook... -lo abracé, tratando de contener unas cuantas lágrimas, las cuales no tardaron mucho en aparecer-. ¿Por qué no lo dijiste antes? Tuve este pensamiento desde niños. Anhelo con toda mi alma ser tu esposo, tener un bebé, un hogar... Estar a tu lado por toda la eternidadad. Mírame a los ojos -dije, levantandole la quijada con mis dedos-. Te prometo que siempre te amaré, quiera la sociedad o no, siempre lo haré, nuestro amor será inmortal.

Amor inmortal.Where stories live. Discover now