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Todo el mundo se pone de pie cuando las luces comienzan a bailar sobre el escenario, y quien yace sentado en el centro de las miradas se mantiene en silencio.

Sus ojos no observan a nadie, quizá perdiò la habilidad de ver el mundo desde que  ya no estaba ella frente a sus ojos, o quizá sencillamente las luces eran tan intensas que mirar hacia al frente le dañaba.

Los gritos ensordecedores piden más y más, pero el... el ya no quiere seguir en esa farsa.

Se levanta del asiento y la gente grita con más euforia que antes, sonríe sin ánimos. El micrófono tiembla entre sus manos.

-Yo...- nunca ha sido bueno con las palabras, pero aún así... -Hace tiempo una persona me dijo que llorar es una muestra de que somos humanos-

Busca vanamente entre el público que se disuelve en una sola masa oscura, y siente a su corazón aplastarse. Recuerda ese sentimiento... viene a el cada día desde entonces...

Escucha una voz, la cual cantaba al compás de todas sus notas.

Sin falta cada noche... 

Siempre a su lado...

Mira hacia el cielo, y aquello que se asoma por sus ojos pide que no sean lágrimas... pero sabe la verdad.

-Jamás había entendido lo doloroso que era sentir todo ésto...- un nudo en su garganta, y su voz màs ronca que antes -Yo no recordaba lo que era ser humano...-

Una lágrima cae por su mejilla, y ve del otro lado del escenario un piano alumbrado por las luces. Entonces la risa de una chica acompaña todo lo que escucha, y su mente se encuentra dando vueltas entre lo que es y lo que jamás podrá ser.

A quien jamás podrá recuperar...

Una lágrima cae al fin por su mejilla, y la niebla se apodera de todo. 

Frente a el sòlo existen los susurros de un piano empolvado, en el rincón de la habitación donde creció...

Y ya no puede ignorarlos màs...

-No quiero ir- sentenciò con firmeza aferrándose a las patas de su piano.

Un piano color marrón, reluciente y nuevo, el cual acababa de ser colocado en la esquina de la habitación màs bella de toda la casa. 

-Tienes que ir a la escuela- insistió la adulta señora cuyos rasgos asimilaban a los del niño de pálida piel que protestaba. 

Afuera el clima era frío, la nieve caía en pequeñas porciones, y el seguía sin soltar aquella delicada pata de piano.

-Quiero tocar el piano- pidió de nuevo, pero fue separado a la fuerza del místico instrumento.

-Tocarás cuando regreses-

...

El día en la escuela fue como siempre, y el sólo deseaba poder volver a casa. Las horas pasaban lento, y el sólo se imaginaba sentado sobre ese banco alto que lo dejaba al alcance de las teclas que cantaban melodías inigualables. 

Sin darse cuenta tocaba con sus dedos un piano imaginario que había colocado sobre sus piernas, el cual lo acompañó por el resto del día, hasta que llegó la hora de volver a casa.

...

Caminar por las calles frías del pueblo de Daegu en soledad no era algo que el desconociera. Sus padres no tenían tiempo para trivialidades como esas, y el tampoco les pedía que lo hicieran. 

Susurros de un piano empolvado ❅ Min YoongiWo Geschichten leben. Entdecke jetzt