Parte única

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Min YoonGi un niño de tan sólo 11 años lleva una semana entera sintiéndose triste por su conejito, había enfermado y nada hacía que se recuperase. Ya había sido llevado al veterinario y les habían dicho que en cualquier momento podría morir, pero claramente esa parte se la omitieron a YoonGi.

En estos momentos YoonGi se encontraba en el suelo recostado mirando a su conejito que no era capaz de comer, ni de tomar agua. Solo estaba recostado sin hacer nada que soltar leves quejidos de vez en cuando.

—Vamos conejito, salta.—soltó en un susurro el niño mirándolo tristemente.—¡Salta Jinnie!—bajo su mirada ocultado sus lágrimas.—Por favor hazlo.

El pequeño Jinnie solo lo miraba con la poca fuerza que le quedaba, y como pudo se puso de pie acercándose hasta su dueño, dando pequeños saltitos y recostándose en los delgados brazos del humanos.

—¡LO HICISTE JINNIE!—grito emocionado, pero esto rápidamente desapareció cuando noto como su pequeño conejito había cerrado los ojos.—¿estás bien? ¡Jinnie despierta!—lo movía no tan fuerte para no provocarle daño alguno.

El pequeño YoonGi había dejado escapar las primeras lágrimas al ver que su pequeño Jinnie no reaccionaba, y su madre llegó de inmediato al sentir el llanto de su pequeño.

—YoonGi cariño, ¿qué ha pasado?—preguntó con preocupación llegando al lugar.

—Jinnie no despierta mamá, no lo hace.—él pequeño seguía llorando y con cuidado tomo el cuerpo de Jinnie para luego abrazarlo.

—Bebé, tranquilo ¿si? Te compraré un nuevo conejito.—comentó para tranquilizar al pequeño pero esto solo hizo que la situación se volviera aún peor.

—¡NO QUIERO OTRO! ¡YO SOLO QUIERO A JINNIE!—grito el chico y salió corriendo fuera de su casa.

YoonGi con aún Jinnie en sus brazos fue al pateo delantero y con cuidado lo dejo recostado y comenzó a cavar para hacerle un entierro digno a su pequeño amigo.

Por otro lado estaba un niño mirando la situación, confundido por no entender el porque el niño de al lado lloraba tanto mientras con sus manos sacaba mucha tierra. Así que como el se encontraba un niño muy curioso decidió ir a averiguar que le pasaba. A pesar de no pedirle permiso a su madre solo salió y camino tranquilamente llegando al lado del niño pálido que tenía como vecino.

—¿qué haces? —preguntó tratando de mirar que metía dentro del hoyo que había hecho.

No te importa.—respondió YoonGi con dificultad aún por el llanto, mientras le tapaba la pequeña tumba de su mascota.

—Si no me importará no te hubiera preguntado, tontito.—él pequeño río y se agacho para sentarse junto a su vecino.

—Mi conejito murió.—respondió triste.

Jungkook hizo un puchero poniéndose triste también por el conejito que había muerto, su mamá siempre le decía que él era su conejito. Eso quería decir que ¿él también moriría pronto? No, eso no podía ser posible.

—Mami dice que soy un conejito, puedo ser tu nuevo amigo.—contestó ignorando aquellas ideas locas que habían pasado por su cabeza.

YoonGi se giró para por fin mirar al niño que estaba hablándole hace un rato, y pudo notar los grandes dientes sobresalientes del pequeño niño.

—¿cómo te llamas?—se puso de pie, y empezó a inspeccionarlo, porque quizás podía tener una cola también si ya tenía los dientes.

—Jungkook, y tengo estos años.—mostró todos sus deditos diciendo que tenía 10.—¿tú cómo te llamas?

—Me llamo YoonGi y tengo 11 años.—respondió aún observándolo.—si eres un conejo, ¿dónde están tus orejas?

Jungkook salió corriendo hacía su casa, exactamente su habitación. Rebusco entre todas sus cosas para encontrar lo más preciado que tenía en su vida, sus orejitas de conejo que tenía desde hallowen. Así que cuando las tuvo en sus manos se las puso de inmediato para luego correr donde su nuevo amigo YoonGi.

—Aquí están hyung.—dijo el pequeño con una gran sonrisa.

—¡tú serás mi nuevo conejo! ¡Eres igual a uno!—dijo al ver como aquellas orejitas le encajaban perfecto.

—¿serás mi amigo por siempre?—preguntó con un puchero.

—¡por siempre!, ahora salta conejito salta.—pidió con una sonrisa YoonGi.

Jungkook al escuchar las palabras de su mayor empezó a saltar por todos lados, viendo como este le miraba feliz.




10 años después.

YoonGi se encontraba pasando sus manos por todo el abdomen del menor, mientras soltaba leves gemidos al sentir la forma en la que se movía Jungkook, ya que este estaba sobre él autopenetrandose.

—Vamos conejito, salta para mi.—pidió YoonGi entre gemidos.

Jungkook empezó a "saltar" sobre el miembro de YoonGi, soltando gemidos que llenaban toda la habitación disfrutando uno del otro. Porque ambos solo se necesitaban estar juntos para ser felices, porque Jungkook amaba ser el conejito preciado de YoonGi, porque siempre agradece haber sido tan curioso y ese día haberse acercado a YoonGi.

YoonGi amaba a Jungkook y Jungkook amaba a YoonGi desde el primer día, y ambos eran perfectos juntos.

Pd: es mi primera vez escribiendo un one shot uwu❤️

¡Jump, bunny! »YoonKookWhere stories live. Discover now