Una amiga

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Una prisión, unas rejillas que no dejan entrar ni la más pequeña grieta de luz. Su mundo se veía tan gris y sin vida al imaginarse un futuro próximo que viviría con sus nuevos compradores.

Podríamos pensar que adentro de esa jaula se encontraba un pequeño e indefenso animal, pero no era así...

-¡Eso es todo por hoy!- gritó el bribón, jefe del lugar, anunciando su retiro por el momento. Los monstruos abuchearon al no recibir el más esperado de los actos nocturnos, una tradición entre los malhechores -¿Qué? ¿Acaso nos hace falta algo en esta especial reunión?- habló ingenuo ante su audiencia.

-¡Basta! ¡Déjate de juegos y entremos a la subasta!- reclamó uno entre la multitud, la cual pronto siguió y apoyó aquel comentario.

-En ese caso...¡Traigan a la chica!

Un azote contra el piso fue lo que se escuchó al ver caer lentamente a una joven castaña que había salido de lo profundo de la habitación. Estaba devastada, las cadenas que rodeaban sus muñecas pesaban para ella como nunca lo había sentido, al igual que en su cuello, no podía con tanto esfuerzo, traía consigo un vestido rasgado, como si trapos estuviera hecho.

-Ah, pareces cansada, ¿no es así?- dijo burlón ante su presa.-¡Hombres, les aseguro que ella no es solamente una chica maltratada, sino que posee un gran dote que todos los que estamos en esta habitación deseamos tener.

-Los humanos son muy peculiares aquí...- murmullos comenzaron. Y de ahí partió.

-¡Quinientos!

-¡Setecientos!

Cuentas y cuentas, se dispersaron por cada rincón las voces varoniles y femeninas ofreciendo variadas cantidades enormes. Un dulce sonido para el avaro monstruo que la tenía por el momento.
Hasta que el ruido paró. La última cifra que se pronunció fue "veinte mil"

-¿Nadie ofrece más?- esperó respuesta paciente, al notar que su público calló por fin decidió -¡Vaya! En ese caso no me queda más que decir...

-Heh, un típico cliché, ¿sabes?- resonó una voz gruesa entre la audiencia -Es como una boda, esperas a que el padre diga "que diga ahora o que calle para siempre" Bueh, yo soy esa persona que grita "me opongo".

-Parece que tenemos un comediante por aquí- rió extrañado -¿Cuanto ofreces?

Los demás abrieron paso mientras veían al sujeto pasar directo hacia el frente. Se trataba de un esqueleto de estatura baja, vestía un traje singular con zapatos muy limpios y formales. El sombrero le cubría el rostro, pero no lo suficiente para dejar visualizar una gran sonrisa.

-doscientos mil.

Cualquiera para deshacerse de esa cantidad de dinero por una joven estaba loco. El hombre que poseía el poder de su víctima quedó boquiabierto, no estaba seguro de darle el prestigioso poder, sabía que si lo hacia probablemente perdería la cabeza por el peligroso Asgore. Pero..., estos son negocios, ¿verdad? Aquí hasta el acto más ruin es valido.

-Es un trato.- sonriente de lado a lado cerró el contrato -Por favor, sigame.

Frisk fue guiada aún por sus cadenas atadas a su cuerpo, sin poder hacer nada tembló, tenía razones para hacerlo. Miedo y falta de energía.
El esquelético amigo le siguió el paso hasta la pequeña oficina del bribón. Estaba sin lugar a duda bastante desordenado, documentos por aquí y allá. No obstante él solo dejó salir una pequeña risa vaga.

-Aquí tiene.- entregó unos papeles de propiedad a su contrario, los cuales debería de llenar correctamente.

-Amigo, si te compro es para no dejar evidencia, ¿entiendes?

-Negocios seguros.- dijo fríamente el alto.

-¿Quieres mi dinero?- juzgó aún sonriendo.

Un silencio, tan profundo y ansioso por una respuesta.

-¡Haha! ¡De acuerdo! Solo dame el dinero y después te largas para nunca jamás verte, ¿está bien, basura?

Dicho y hecho eso fue lo que hizo el menor. Al entregarle el efectivo le ofreció las llaves de aquella atadura que cargaba su compra, y ambos, tanto como la castaña como el esqueleto fueron corridos del lugar.

-Heh, por estas razones no me gusta venir a este tipo de negocios. Son bastante subastimados.- carcajeo un poco al defender su gracioso comentario.

Pero al parecer era el único que reía en esos momentos. Permanecía lastimada y asustada, con el frío recorriendo de su cabeza hasta sus pies. ¿Acaso él le lastimará? Todavía no lo sabía.

-Parece que tengo un público difícil.- caminó en la nieve unos cuantos centímetros hasta quedar frente a ella. Sosteniendo las llaves y las cerraduras con seguridad, la liberó de las cansadas e irritantes ataduras cromadas. -¿Y bien? ¿estás mejor?- sonrió con naturalidad captando la atención de la joven.

Asintió la cabeza una sola vez cabizbaja, no importaba si la trataba bien al principio, después de todo, desde que llegó al subsuelo le habían hechos cosas horribles, insoportables y brutalmente dolorosas, todo por confiar en aquellos rostros engañosos que creía bondadosos.

-Supongo que te estás helando, apuesto que no es nada lindo traer ese tipo de vestimenta, ¿eh?- quitó con precaución aquel saco de su traje elegante para luego colocarlo alrededor de sus hombros frágiles, luego aprovechó para postrar su sombrero en la cabellera marrón para tapar un poco de su rostro -Vamos, no es bueno que los demás te vean, y mucho menos por estos lugares.

Ella se limitó a quedarse quieta por unos momentos para terminar viéndolo directo a sus cuencas sin apartar la mirada. Él captó inmediatamente la referencia y riendo con tranquilidad le mencionó.

-Vamos a casa, amigo.

-¿Amigo?- repitió atónita.

-Desde ahora lo somos.

Tomando una ruta desaparecieron entre los adentros de un túnel de perspectiva aterradora. Pero de alguna forma..., no se sentía temblorosa, estaba cada vez más tranquila.

FIN DEL CAPITULO

Holii, ¿qué tal? bueno, hace bastante tiempo he querido hacer fanfics de Frans, hehe...Y bueh, como amo el AU de Undermafia - Mafiatale he decidido que puedo partir de aquí. Espero que les guste que rumbo tomará esta mini-novela :3 Gracias por su apoyo ;u;

Aquella subasta || MafiataleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora