Hacía mucho desde la última vez que había despertado de madrugada sin razón aparente, sabe que cuando esto sucede es porque alguna idea anda buscando el lugar dentro de su mente dispuesta a sembrarse y germinar, sea para bien o para mal. En esta ocasión la responsabilidad de su desvelo la agradece a sus generosos vecinos compartiendo a las 4:49 am en el estacionamiento del sector, quienes gritando más que cantando algunos de los éxitos del género músical de moda la despiertan de sopetón.
-No es que quiera hacer de las mías, pero yo que tú me duermo inmediatamente-. Se dice.
Haciendo caso omiso y con la sonrisa a medias, hace exactamente lo opuesto. Recién culminó una buena navidad (por lo menos para su familia) y llega el momento de las despedidas temporales en donde familiares, amigos y conocidos vuelven a sus rutinas. Ella nunca ha sido de quedar estática y en este momento se encuentra en la misma casa, vecindario y ciudad que la vio nacer, se frustra. Siente que el tiempo le hace un gentil recordatorio sobre todo lo que no ha logrado recalcando sus defectos y carencias, esta ha sido su rutina tóxica desde los 6 años en este y cualquier escenario.
-¡Bravo! Hasta que finalmente lo has entendido-. Se dice.
