Prólogo

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—¡Pero jefe! ¡No puede hacer eso! Bueno, si puede pero... ¿Qué pasará con los animatronicos? — mi preocupación era más que evidente y el jefe lo noto y suspiro.

—Los guardaré mañana temprano en el sótano, el único lugar que no será remodelado, ¿Por qué tanto interés por los viejos robots? — curioseo.

—Bueno... Creo que les agarre cariño— le sonreí de lado y el me devolvió el gesto.

—Bueno señorita T/N, ¿Eso es todo?

—Si, gracias por escuchar mi petición.

—Nos vemos dentro de 2 meses.

Nos despedimos estrechando nuestras manos y me fui de ahí contenta.

"Quién iba a pensar que el señor, quien es mi jefe, iba a llegar tarde a la demolición"

Nuestro FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora