Prólogo

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No recuerdo cuándo fue exactamente, sólo sé que fue mucho antes de convertirme en 'Park Jimin', el célebre Idol de BTS que vuelve locas a las chicas. Sí, fue mucho antes que eso.

Tengo imágenes vagas en mi memoria que me remontan a los tiempos en lo que todo aquello comenzó; en la secundaria. En los pasillos desérticos cuyo vacío me sentaba placentero. En los salones llenos de ruido y gente descontrolada cuando los viejos maestros se ausentaban. En los libros de la biblioteca que devoraba para calmar mi curiosidad. En las numerosas fiestas que se realizaban los fines de semana. En las playas y mares de Busan.

Los pequeños actos que realizaba en ese entonces, y que antes no tenían significado alguno, ahora parecen tener sentido. No me parecía extraño el gusto que tenía por sumergirme mucho tiempo en el agua y sentir como mis pulmones se estrechaban por la falta de oxígeno. O mi fascinación por acostarme boca abajo en alguna superficie no muy rígida y oprimir mi nariz contra ésta para evitar el paso de aire. O la poca molestia que me provocaba cuando mis amigos me tomaban por el cuello y "fingían" asfixiarme por diversión. Y mucho menos me pareció extraño que estas tres situaciones me provocaran, no sólo gusto, sino excitación.

Pero las personas cercanas a mí no tenían los mismos pensamientos, mis tendencias no eran precisamente normales a su criterio y lo veían más bien como una enfermedad del cerebro o algo parecido, provocando que me refugiara en la soledad, el distanciamiento. 

En la preparatoria seguía siendo el mismo chico alegre de siempre, con los mismos amigos y haciendo las mismas bromas, pero en el interior me reprimía a mí mismo cada vez que mis pensamientos giraban en torno a mis "gustos". Casi nadie sabía de ellos, y —como me dijeron quienes sí sabían— nadie debía enterarse. Todos los adultos se esforzaron en decirme que eso no era normal y debía corregirlo, pero ninguno se tomó la molestia de explicarme lo que era. Y ahí radicaban las preguntas auto-destructivas que me hacía constantemente: «¿Por qué? ¿Por qué no soy "normal"? ¿Por qué tengo que ser así?». Y con ellas llegó la depresión y el aislamiento de mi familia.

Las respuestas llegaron tiempo después cuando, leyendo uno de los múltiples libros de la biblioteca, encontré el término que me quedaba como anillo al dedo: hipoxifilia. 

Dejó de parecerme extraño y aprendí a aceptarme en ese ámbito; y no sólo aceptarme, llevarlo al máximo punto. Disfrutarlo cuando me daba placer a mí mismo, experimentar con diferentes objetos o situaciones que me hicieran el momento más placentero. Pero había un nuevo inconveniente; la curiosidad. Sí, la curiosidad que sentía por hacerlo, no solo, sino con otra persona. Sentir los fuertes brazos de alguien presionarse sobre mi cuello y dejarme sin aire se convirtió en una nueva fantasía mía. Y la cumplí.

La mejor experiencia de mi vida, debo decir, y una que me encantaría repetir. Sin embargo, llegó un momento verdaderamente importante en mi vida: mi audición.

Un año después de tener mi primera experiencia parafílica se presentó la oportunidad de que audicionara para debutar en un grupo de pop en la agencia Big Hit, y era una oportunidad que no podía desperdiciar, el canto y el baile siempre fueron lo mío.

Pasé la audición y tiempo después el grupo "Bangtan sonyeondan" debutó, conmigo como uno de los miembros. Fue uno de los momentos más hermosos de mi vida, y las experiencias de satisfacción se han multiplicado desde que soy cantante; los gritos de los fans cuando damos un concierto, los viajes, las fotos, la amistad; todo vale la pena y lo sigue valiendo hasta ahora, pero mi vida sexual es algo que he guardado en un cajón bajo llave y a veces me gustaría poder sacarlo a relucir de nuevo.

Aún a pesar de la cercanía y confianza que tengo con los demás miembros del grupo, la hipoxifilia es algo que jamás, en estos tres años, he mencionado. No es sólo que no pueda llegar con ellos y decirles de manera casual que me gusta ser asfixiado cuando mantengo relaciones sexuales, sino que ese gusto es ahora un inconveniente a mi carrera como cantante, pues mis cuerdas vocales se ven afectadas. Por eso, prefiero evitar cualquier mención de aquello.

Es una decisión que hice entre la música y el sexo, y la música ganó. Estoy seguro de que, incluso si volviera a hacer la elección, la música ganaría. Y espero nunca arrepentirme de esa decisión.











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Well... Se supone que el prólogo sería cortito pero siempre termino escribiendo de más.

Tal vez nadie llegue a leer esto, pero es una historia que escribo y publico por pura satisfacción personal. Si alguien la lee, bienvenido, y espero que le guste ♥ :)

H I P O X I F I L I A || NamMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora