❥Cotton Candy.

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Luego de tomar una ducha corta, se vistió con la ropa deportiva que solía utilizar; camiseta blanca sin mangas, sudadera roja, shorts negros, zapatillas del mismo color y una gorra cualquiera que le protegiera del sol, prosiguió a arreglar una mochila pequeña con lo justo y necesario, finalmente salió de su casa despidiéndose de su madre, y prometiéndole que tendría cuidado de ver por donde iba, pese a que ya tenía sus diecisiete años cumplidos, la mujer le seguía protegiendo de sobremanera, pues sabía cuan despistado podía llegar a ser.

Como todas las mañanas de sábado, a paso lento, el rubio salía trotando en dirección al parque más cercano, con sus audífonos puestos y celular en mano, esta vez corriendo al ritmo de "View" de SHINee, uno de sus grupos musicales favoritos, que casi siempre le solían acompañar en sus travesías matutinas.

Todo esto ya se había vuelto una rutina para él, disfrutaba de la sensación del viento chocando contra su rostro, las verdes vistas que le otorgan la naturaleza y lo tranquilo que era su barrio en aquellas horas. En los meses que llevaba haciendo aquello, había encontrado varios senderos por los cuales ir, todos tenían su propio encanto, pero sin duda, su favorito era aquel que pasaba junto a un lago de cristalinas aguas, con muchos sauces que daban una buena sombra a su alrededor, generalmente ahí es donde se detenía a descansar, tomar un poco de agua y quitar el sudor de su frente, sin embargo, esta vez había sentido que sus piernas le daban para más, por lo que continúo con su trote. Se detuvo por fin cuando llegó a una gran pista de cemento que tenía el parque, donde ya se veían adolescentes y niños jugar, ya fuera con bicicletas, patines o skateboards.

Se sentó en una banca cercana para descansar, tratando de apaciguar su agitada respiración. Sacó la botella con agua de su mochila y bebió cuanto pudo, acompañando aquel líquido con unas cuantas barras de cereal de fruta que compensaban el desayuno que no había acabado de comer. Comenzó a observar sus alrededores sin mucho que hacer, no quería perturbar aquel ambiente enfrascandose en su celular, quería disfrutar al máximo el exterior. A esas horas transitaban algunas parejas, o personas que trabajan incluso en sus fines de semana, posó su mirada en los niños que felices jugueteaban con sus padres, recordando con nostalgia su agradable infancia en Canadá, donde dejó a varios de sus primeros amigos.

Entre tantas risas y parloteos, algo más logró captar su atención, hipidos y gimoteos lastimeros que parecían provenir de uno de los menores, paseó una vez más su mirada por el extenso lugar, intentando ubicar el provenir del llanto, y así lo hizo unos segundos más tarde, cuando vio unos negros cabellos asomarse ligeramente de un arbusto, supuso que sería un niño, quizá estaba perdido. Se acercó hasta él sin saber muy bien porqué, quizá sintiendo lástima de aquel angelito que era ignorado por los demás.

—Hey...- Llamó. Con suavidad y cuidado de no asustarle, apoyó una de sus manos en los pequeños hombros del niño, que ocultaba su lloroso rostro entre sus piernas recogidas, tembló ligeramente ante el repentino tacto.

Mark sintió su corazón encogerse cuando el menor alzó su rostro cubierto de lágrimas, tenía la nariz colorada, y ni hablar del polvo que manchaba sus mejillas. En circunstancias diferentes, podría asegurar que era adorable.

—¿Qué te sucedió, pequeño?- El pelinegro le observó unos instantes con desconfianza, sus padres le habían dicho infinidades veces que no hablase con desconocidos pues era peligroso, pero aquel chico que estaba frente a él no parecía malo, ni mucho menos traer malas intenciones, es más, en sus ojos podía ver preocupación, cosa que terminó de convencerlo.

Sorbió su nariz limpiado con la manga de su suéter su rostro —M-me... me caí d-de mi patineta...- Apuntó débilmente hacia un lado, donde a unos metros se podía ver claramente el objeto volteado. La tierna vocecita del menor desconcentró al rubio por unos momentos, ese niño parecía derrochar azúcar por todos lados —Con la caída raspé mis rodillas... y duele mucho...- Se quejó. Quitó sus brazos de donde antes había estado apoyado, dejando ver dos heridas sangrantes y cubiertas de tierra. Para desgracia del menor llevaba shorts, que cubrían hasta un poco más arriba de la zona afectada, obviamente sus rodillas no iban a salir ilesas.

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⏰ Last updated: Jan 14, 2018 ⏰

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Cotton Candy ➜MarkSung.Where stories live. Discover now