Capítulo Único

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El teléfono de la oficina de Erik sonó. Miró el número entrante. Lo reconoció como alguien de RH, probablemente para molestarlo acerca de la revisión de rendimiento de Ángel que tenía una semana de atraso, lo ignoró y siguió escribiendo. Tenía un plazo estricto y sentía la presión. Si hablaba con alguien en ese momento, terminaría con al menos una persona llorando y no sería él.

Oyó a Ángel dar un fuerte silbido fuera de su oficina.

"Tú sí que eres la cura para lo ojos adoloridos," dijo ella. "¿Alguien hizo una llamada para que el señor gruñón recibiera una dosis de ternura?"

Erik escuchó la cálida risa de Charles y su corazón saltó. Se detuvo y alzó la mirada cuando un sonriente Charles apareció en su puerta, abrazando el marco.

"Toc, toc," dijo. "¿Tienes tiempo para una visita?"

Erik no lo tenía, de verdad que no, pero aún así dijo: "Sí. ¿Qué estás haciendo aquí?"

"Olvidaste esto en casa," dijo Charles, sosteniendo el teléfono celular de Erik. Parpadeó y revisó sus bolsillos, aunque la prueba de que no estaría allí estaba delante de él, en la mano fuerte y capaz de su marido. Había estado demasiado preocupado como para notar que no lo llevaba con él cuando se marchó aquella mañana. "Normalmente no te molestaría en el trabajo, pero me preocupaba que si había una emergencia y no lo tenías..."

"Sí, gracias," dijo Erik, poniéndose de pie.

Charles entró y cerró la puerta. Se dirigió hacia Erik, balanceando el teléfono entre dos dedos mientras miraba el despacho de Erik, que estaba un poco vacío y sin personalidad.

"Así que aquí es donde estás todo el tiempo que no pasas conmigo," dijo con una pequeña sonrisa, finalmente parándose delante de Erik. Entregó el teléfono y se levantó de puntitas para besarlo.

"Hola," dijo falto de aliento cuando se separaron.

"Hola," dijo Erik, un poco aturdido.

Charles frotó su nariz contra la de Erik en un beso esquimal, sonriendo. "Me gusta verte aquí. Ahora podré imaginarte mejor cuando esté en el trabajo y te extrañe."

"Sí," dijo Erik, que había perdido la capacidad de pensar cuando Charles tomó su corbata y pasaba la mano por su traje.

"Deberíamos tener un picnic aquí alguna vez," reflexionó, volviendo a pararse normal. "¿No sería divertido?"

"Sí," dijo Erik de nuevo, mirando fijamente las pecas de la nariz de Charles.

Charles asintió y utilizó la corbata de Erik para tirar de él a otro beso.

"Te dejaré volver a trabajar," dijo cuando sus labios se separaron con un sonido húmedo.

Que se joda el trabajo, quiso decir Erik por primera vez en su vida, pero Charles lo soltó y dio un paso hacia atrás, y el hecho de estar corto de tiempo volvió a aparecer en su mente.

Se aclaró la garganta, tratando de recuperar su compostura. "Gracias por traer mi teléfono."

"No es nada," dijo Charles, acomodando la corbata de Erik y pasando su mano desde el cuello hasta el ombligo para hacer al traje presentable de nuevo.

Erik lo acompañó hasta la puerta con una mano en la parte baja de su espalda. Lo abrió, encontrándose con un pequeño grupo de sus compañeros de trabajo apoyándose y presionando sus sus oídos contra la puerta. Se dispersaron inmediatamente.

"Les dije que no tendrían sexo en la oficina," dijo Angel desde su escritorio, con los brazos cruzados y una sonrisa presuntuosa.

Charles le lanzó a Erik una mirada sugestiva, pero, sabiendo cuánto le importaba la apariencia profesional a Erik, no dijo nada más: "¿Cómo has estado, Ángel? Deberías ir a cenar con nosotros alguna vez."

Fourteen Hours  //  CherikWhere stories live. Discover now