El inicio de todo

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Izuku no lo vio venir, en un momento ella estaba de pie frente a él con una mirada demasiado tranquila para el gusto del joven, ojos como cuchillos mirando fijamente al pobre e indefenso peliverde, no se sorprendió cuando ella desapareció, él se quedó ahí parado en una posición defensiva, preparándose para lo inminente, sintió una ligera respiración en la parte trasera de su nuca, sabía que estaba acabado y no podía hacer nada, cuando unos brazos lo rodearon y apretaron ligeramente, él podía ver pequeños cabellos largos y verde en los bordes de sus ojos

-lo hiciste bien, Izuku, estoy segura que lograras ser el mejor héroe de todos los tiempos– dijo la mujer con una voz tan suave como una pluma, el soltó una respiración que no sabía que estaba conteniendo, relajando sus músculos notablemente tensos y acaricio los brazos que lo rodean, con una mirada borrosa, aguantando las lágrimas que amenazaban con salir
-gracias, mamá.

10 AÑOS ANTES

Izuku se sentó frente al señor mayor que lo miraba fijamente, a él y a su madre, su madre se encontraba sentada al costado de el con ambas manos en los hombros del pequeño, Inko era una mujer joven, de cabello largo y rasgos delicados, una mujer muy hermosa. El hombre con gafas suspiro y colocó una radiografía de los pies de Izuku, negando con la cabeza dijo – Lo siento señora, pero su hijo no tiene ni tendrá una peculiaridad, es algo extraño en estos días encontrarse con este tipo de anomalías, su madre dijo que quería convertirse en héroe, ¿no? pues eso no pasara, mejor ríndete- dijo con tristeza, el niño de 4 años se quedó petrificado, empezó a darse cuenta que no todos son iguales, él no podía ser un héroe, nunca.

Izuku se sintió frio, no escucho lo que su madre o el medico estaban discutiendo, sentía algo nuevo dentro de él, no era el miedo, el conocía ese sentimiento muy bien de mano de su "amigo", era una mezcla de auto desprecio y enojo, él veía como las luces empezaron a tintinear y algo dentro de su ser se incendió, podía sentir todo a su alrededor, como si estuviera en todos lados, él estaba flotando.

Pensó -aaahh no quiero escuchar eso, cállate, cállate, cállate, cállate!- miro fijamente al hombre frente a él, las manos del hombre se dirigieron a su cuello, el miraba aterrado, su madre agarro firmemente el hombro del niño, este se relajó y bajo la cabeza a su toque, escucho fuertes respiraciones pesadas del doctor frente a él, no podía ver nada, las luces se apagaron, cuando la luz volvió, volteo a ver su madre pero esta estaba mirando al médico con una pequeña sonrisa contenida en sus labios.

-Usted va a destruir todas las pruebas de mi hijo y va a clasificarlo con mi misma peculiaridad, luego se va a olvidar de lo que paso desde que entramos a su consultorio.- dijo Inko con una sonrisa resplandeciente y con un tono amenazante en su voz, el hombre solo logro a asentir suavemente y a bajar la cabeza, Inko se levantó y se llevó a Midoriya de ahí, él no sabía en ese entonces que la peculiaridad de su mama era tan poderosa, toda su infancia pensó que solo podía mover pequeños objetos pero estaba equivocado, muy equivocado.

Cuando llegaron a su nueva casa, ella se dirigió a la cocina y mando a su hijo a cambiarse y bajar a cenar, ella le preparo un delicioso curry, le pregunto a su madre por qué estaba tan feliz, ella solo le sonrió y le dijo -Izuku, después de comer tengo que decirte algo importante- se sacudió en su asiento, sirvió dos vasos de té y empezaron a comer

Cuando terminaron de cenar, ella mando a flotar los vasos y los coloco en el lavadero, el pequeño peliverde se acomodó en su silla mientras abrazaba su pequeña figura de acción de all might, ella se acercó a Izuku y le dio un largo abrazo a su hijo, apretándolo un poco demasiado fuerte, ella se arrodillo frente a él, agarro ambas manos y le dijo:

-Izuku, ya es hora de que sepas algo que tu padre y yo teníamos ganar de decirte, tu recuerdas el libro que te di cuando eras pequeño?- Izuku asintió con la cabeza- quiero que lo traigas- dijo su madre, él se levantó de su asiento y fue corriendo a su cuarto donde había un gran libro de tapa gruesa, totalmente negro, él lo cargo con ambos brazos, su madre lo llevo hasta la sala y se sentaron juntos en el sillón, él no se dio cuenta hasta que su madre se lo dijo- Izuku mira, alguien dibujo una hoja en la tapa de tu libro- dijo su madre feliz, Izuku solía leer el gran libro cuando era pequeño, las primeras hojas tenían sus cuentos preferidos, el resto estaba en blanco, su mama y papa le solían contar las historias antes de dormir en las noches más oscuras en la pequeña cabaña donde solían vivir con papa.

Inko abrió las primeras páginas llenas de recuerdos, cuentos de duendecillos escurridizos, espíritus de bosque, pero sobre todo la historia que más le gustaba, se encontraba en la última página, un cuento de una bruja que vivía en un bosque, Inko paso la hoja después de eso, donde se supone que debería estar vacío ahora habían letras grandes escritas con pincel negro y verde, Su nombre completo estaba escrito ahí, los nombres de sus padres se encontraban en la parte superior de este, el nombre de su madre estaba escrito con un pincel más fino y con líneas más delicadas, escrito en un verde las oscuro que el de Izuku, y el nombre de su padre con líneas gruesas y rebeldes, de color negro, el libro se cerró suavemente y Inko coloco sus manos juntas en señal de nerviosismo

-Izuku, por generaciones mi familia ha tenido el mismo don, al igual que tú, a ellos les dijeron que no poseían una peculiaridad- Inko agarro la mano de Izuku como si él fuera a escapar en cualquier momento- a las personas como nosotros se les conoce como brujas. - cada cuatro generaciones nace un brujo o bruja con los más poderosos poderes, los poderes que tú tienes, tienen que ser usados para hacer el bien, de acuerdo? – Inko continúo hablando sin esperar la respuesta del niño- tú tienes que ser un buen niño, no muestres tus poderes a nadie – Inko abrazo al pequeño peliverde

-Tu puedes convertirte en un héroe- dijo, y eso fue necesario para Izuku romper a llorar
Inko no le dijo más después de eso, ella espero que lo asimile poco a poco

Desde ese día, Inko le fue enseñando sus habilidades, Izuku podía mover cosas como su madre, empezó con sus juguetes pequeños, esa noche él se sentó en su cama con el libro entre sus piernas mientras escribía preguntas como su madre le había dicho, con tinta roja, el papel absorbió la tinta y las letras que él había escrito se transformaban en respuestas, al principio se asustó mucho y dejo el libro lejos por un par de días, después cuando estaba en su cuarto jugando, el libro en el suelo se abrió y escribió

-Estas molesto? Lo siento, no fue mi intención asustarte. - estaba escrito con su misma tipografía, el niño se acercó con curiosidad a leer lo que escribía, Izuku le pidió un cuento, y el libro cambio de página para empezar a escribir un cuento en letras grandes con bastantes imágenes mientras que Izuku leía cada palabra con una pequeña sonrisa en sus labios

Izuku pensó que tal vez no era tan malo tener un libro donde pueda escribir lo que sea, un libro que le ayude en todo momento.

Él estaba equivocado.

Todos los monstruos son humanos | Boku no Hero Academia | My Hero AcademiaWhere stories live. Discover now