Acluofobia.

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Agitado se levanta de golpe, empuñando con fuerza las cobijas bajo sus manos.

Siente su pecho subir y bajar, nota como su corazón late más rápido de lo normal, taladrando como un ruido desesperante en sus oídos, para empeorar la situación, siente leves punzadas en su cabeza que no lo dejan pensar ni reaccionar con claridad.

Desorientado toca su rostro, está húmedo y pegajoso, está seguro de que no es solo por el molesto sudor que siente empapar su frente.

Su mente está nublada. Trata, pero no puede recordar nada de lo que soñó, aparte de que era una pesadilla y que lo estaba pasando realmente mal, prueba de ello son las saladas lágrimas que aún corren con lentitud por sus mejillas. Las limpia con su antebrazo y decide no darle más vueltas a ello.

Se sobresalta de sobremanera cuando cae en cuenta de que todo a su alrededor está en completa oscuridad y silencio. Con la inquietud del momento no había ni podido percatarse de la situación.

El respirar vulve a dificultarsele.

Juraría haber dejado la lamparita de noche encendida, de los días que llevaba en convivencia con Mark, éste en ningún momento la había apagado, así que no podía haber sido él el causante... después de todo, el mismísimo rubio había sido quien ofreció compartir habitación, luego de que Jeno se quejara con el líder, y le dijera que no podía dormir con alguien que no soportase estar en completa oscuridad. Haechan también había sido muy amable al intercambiar lugares sin protestar.

Estiró con lentitud su mano, tanteando su camino por la pared con la palma, tratando al mismo tiempo de guardar la calma en lo que llegaba al lugar donde suponía estaba el pequeño interruptor, sin equivocarse lo alcanzó, apretó con rapidez el botón, feliz de que volvería a tener iluminación, pero grande fue su decepción cuando nada sucedió, por lo que repitió varias veces la misma acción, esperando que en una de esas ocasiones se prendiera por fin y pudiera regresar a dormir en paz, pero seguía sin haber cambios.

¿Es que acaso se había fundido la bombilla?  

Dirigió su mirada hacia todos lados, solo pudiendo ver negro y más negro, mordió su labio inferior con nervios, tenía miedo, y no sabía muy bien que hacer, ¿debería ir a por el otro interruptor? Aunque quizá no era una muy buena opción, sabía que se tropezaría y caería antes de poder siquiera alcanzarlo, maldecía internamente las nubes que se habían empeñado en cubrir la luz de la luna y las estrellas.

Una idea más cruzó por sus pensamientos, era muy fácil: ¡Su celular estaba bajo la almohada! 

Con la linterna de éste, podría alumbrarse por unos instantes, que serían suficientes para ir por el otro interrumptor.

Llevó sus manos al lugar y rebuscó una y otra vez por sobre las sábanas, levantando las almohadas como podía y deslizando sus dedos por entremedio. Desesperándose más tarde al no encontrar el aparato que debía de estar allí.

Oh.

Alto.

Es cierto...

Quiso arrancar sus cabellos de un tirón cuando recordó, ¡Mark le quitó su celular cuando no había querido apagarlo para ir a dormir! 

Diablos, ¿por qué justamente hoy tenía que desobedecer al mayor?

Desde un principio tuvo que hacer lo que le decían, ya no era un niño, y ahora mismo se había sentido como uno que es regañado por su madre, que finalmente y al no obedecer, sufre las consecuencias de sus actos.

Guardó como nota mental el obedecer sí o sí una próxima vez.

Ahora debía concentrarse en lo que haría...

Acluofobia ➜MarkSung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora