Prólogo

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Seis años:

-¿Qué haces acá?-Preguntó Mateo sonando no muy amigable. La niña se encogió de hombros.

-Tú papi me dejó jugar con tus juguetes-contestó, mientras agarraba los autitos y los hacia volar.

-No, no, no podés tocar lo que no es tuyo. Ordena todo y andate. Estos juguetes son para nenes-dijo Mateo mientras señalaba los autos, camiones y los soldados.

-Tu papá me dijo que podía divertirme con tus juguetes y es lo que estoy haciendo. No molestes.

Mateo empezó a guardar sus jueguetes en el cajón, sin hacer caso a los reclamos de la niña. Ésta, volvió a sacar los autos para seguir jugando.

-Nena, anda a jugar con tus cosas, éstas son mías.-Mateo estaba ya enfadado. Odiaba que le tocaran lo que era suyo y  más aquella niña que siempre le perdía algo.

-Me llamo Sol, no "nena". Y tenés que compartir, ¿O en la escuela no te enseñaron que el que no comparte tiene sapos en la barriga?-Preguntó suspicaz la niña, fingiendo ser sabia.

-Niña tonta, es "el que no convida tiene sapos en la barriga"-Arregló Mateo. La niña peino el oso que llevaba con ella.

-Como sea, es lo mismo. Si vos no me dejas jugar tranquila, iré a decirle a tu papá.

Mateo la fulminó con la mirada. Si aquella niña iba a poner las quejas a su padre, este podría castigarlo y no dejarlo acompañar a un evento próximo. Y algo que adoraba Mateo, era ir con él a los conciertos de rap y poder cantar algunas canción de su papá.

-¡Yo no voy a tu casa a tocar tus muñecas!-Exclamó Mateo.

-Pero si tocas mi guitarra-Apuntó la niña.

-Eso fue una vez.

-Y esa vez la rompiste-Recordó Sol, sonriente.

-Mi papá ya te pagó otra-. Mateo no podía creer lo que escuchaba. Su papá no solo le compró una guitarra nueva, también castigó a Mateo(como suele pasar cuando se trata de esa niña) y le prohibió ver televisión por una semana. Ese fue el castigo más grande que había recibido y la niña no lo superaba todavía.

-Me gustaba más la mía, la que vos me rompiste.

Mateo elevó las manos al cielo, frustrado.

-¿Te podés ir?-Volvió a preguntar él.

-Ok, me voy-Aceptó la niña- pero le diré a tu papá.

Se levantó rápidamente y empezó a correr hacia la puerta. Mateo que era más veloz, llegó a la puerta mucho más antes y le impidió el paso.

-No, no lo hagas.

-dejame pasar-Dijo la niña, ya enfadada-Dale, Mateo.

Este se negó, y la niña, ya cansada de esperar, le dió una patada en la entrepierna. Mateo frunció el ceño ante aquello, tenía ganas de llorar y rodar por el suelo, pero no lo iba hacer frente a la niña. Él la empujó y ella lo imitó, luego de un tiempo, los dos ya estaban en el piso tirándose los pelos y golpeandose fuertemente.

-¡Soltame loca!-Gritó Mateo cuando la niña se prendió de su cabellera. Mateo cayó al piso y Sol salió corriendo de la pieza. Él se mantuvo un rato ahí, cansado, aquella niña la irritaba de todas las maneras posible. Soltó un aire frustrado al escuchar la voz chillona de ella y pasos pesados que supuso era su padre, acercándose. Genial, iba a ser castigado otra vez.

10 años:

-¿Qué hacen?-Preguntó Sol luego de ver desde lejos como aquellos niños se divertían.

Mateo la ignoró. Aquella niña de cabello marrón y vestido azul, no era más que una falsa que metía su nariz en todos lados solo por chusma.

-Mateo, ¿Qué hacen?-Volvió a preguntar Sol, enojada por no tener una respuesta de él. Se sentía invisible ante aquellos niños que se dedicaban a soltar rimas sin sentido y turnarse para hacer extraños ruidos con la boca.

-Estamos rapeando-contestó uno de los amigos de Mateo. Este último, lo fulminó con la mirada, como si no hubiera cumplido el pacto de "ignorar a Sol".

-Che, nenita, ¿por qué no te vas a jugar con las muñecas y dejas de joder?- espetó Mateo, volteandose a ella-. No molestes.

-Sólo vine a preguntar que hacían, idiota.

-Ya lo sabes, ahora andate-. La niña entrecerró los ojos y Mateo hizo lo mismo. Los dos se odiaban demasiado, y si fuera por ellos, nunca se hubieran conocido.

Lastimosamente sus padres eran amigos y, cada vez que había una juntada, los obligaban a los dos jugar y pasar el rato juntos. Pero eran demasiado diferentes entre gustos, opiniones y demás, por eso siempre, los dos o terminaban llorando o castigados o en el suelo tirándose los pelos mutuamente.

-Quiero rapear-dijo aquella niña, retorciendo un mechón entre sus dedos.

Mateo negó la cabeza. Sabía que lo decía porque tenía ganas de molestarlo. Sin embargo, también sabía que Sol era una novata en el freestyle y que lo único que haría era ridiculizarse sola. Luego de pensárselo mejor, sonrió mentalmente y, asintió hacia ella.

-Dale, intentalo-. Sol se sorprendió por la aprobación de su enemigo. Ella le regaló una sonrisa y se unió al grupo.

-¿Qué debo hacer?-preguntó Sol.

Todos se miraron, y Mateo rodeó los ojos. No tenía ganas de explicarle.

-¿Alguna vez has rapeado?-preguntó Tomás, el amigo de Mateo. Ésta negó-. Ok, tenés que improvisar rimas siguiendo el beatbox de Julián.

Sol asintió aunque no entendió un comino. Julián empezó hacer ese "ruido extraño" con la boca como ella decía.

Como Mateo dijo,Sol decia cosas sin sentido y todos se reían y burlaban. Pero, la niña también se reía a la par y volvía a probar. (Lo cual sorprendía a Mateo porque se suponía que iba a llorar y salir corriendo hacia su casa). Su amigo Tomás la corregía y ella iba implementado palabras cada vez y siguiendo los consejos de los amigos de Mateo. Luego de unas horas, ya rapeaba un poco bien. Si bien Mateo le ganaba en cada cara a cara que hacia con ella, Sol no le importaba y intentaba hacerlo mejor.

Después de unos meses, ya sus amigos invitaban a Sol a rapear con ellos. Y eso a Mateo, lo enojaba demasiado. ¿Cómo es que aquella niña arruinaba todo? No solo arruinaba sus días, si no también, lo que a él más le gustaba: El rap.

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Acá les traigo una historia de Mateo. Ojalá les guste❤

Te odio - Mateo Palacios/TruenoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora