Nebulosa

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Dedicada a: ParkMissA



Había una muy buena razón por la que BaekHyun esté tirando piedritas a la ventana de su amigo un día antes de navidad. Una tan buena, grande y de igual importancia, que tenía que compartirla con su mejor amigo.







Como cada año, BaekHyun era el encargado de decorar la casa tanto por fuera como por dentro; claro que siempre con la ayuda de un adulto, porque la familia no estaba dispuesta a quedarse sin luz por una mala conexión. Así que tomando los diferentes adornos de la caja que anteriormente había bajado del ático y desempolvado; tosiendo en el acto, prosiguió a embellecer el pino de un metro diez, que su hermano había traído para esa navidad. Una vez terminado de conectar la última lucecita alrededor del árbol, se paró junto a él y se sintió feliz de ser más alto que algo dentro de la casa. Al menos, ahora ChanYeol no tendría con qué compararlo y decirle que era un enano.

Sacudió sus pantalones y sonrió con entusiasmo, su árbol había quedado hermoso; como todos los años. Ahora podría sacar la cámara que esperaba ver la luz desde el día en que la compraron, tomar una foto y mandársela al presumido de su vecino del frente, sin tener que alegar la belleza que poseía porque la imagen hablaba por sí sola.

—Baek, ve a bañarte, dentro de poco estará la cena —asintió, y echó una última mirada a la ventana del frente, por si el «Oh presumido SeHun» no estaba allí mirando entre las cortinas con su chocolate caliente en la mano.

Subió cada peldaño como si la vida se fuera en ello, sus brazos de escasos músculos le empezaban a doler por el esfuerzo hecho. Tal vez, debería empezar a hacer algún deporte que no fuera videojuegos que sólo lastimaban sus dedos; podía sentir la artritis antes de ser un empleado de oficina.

—Oye enano, te tengo algo —se detuvo al comienzo del segundo piso, girando la cabeza en dirección a su hermano.— Pero no se lo digas a mamá, porque no sería tradición.

—¿Y por qué he de escucharte si no se lo puedo decir a mamá? De seguro es algo malo, como todo lo que haces —dio unos cuantos pasos antes de ser arrastrado a la habitación del mayor, quien mantenía una mano sobre su boca evitando que sus gritos salieran.

—Escúchame, te va a interesar, es tradición de familia Byun —el menor rodó los ojos e hizo como si le interesará lo que escuchaba.— Un día antes de navidad, debes ir a la casa que queda al filo de un arroyo. Lleva a un amigo contigo y ambos deben pararse debajo del muérdago que cuelga en el porche y verás como la magia surge.

—¿Y por qué habría de hacerlo? —inquirió el niño, tomando la barra de chocolote a medio comer del escritorio.

—¡Es tradición! una que ha trascendido miles de años, yo también lo he hecho. Lo que puedas llegar a ver es realmente fascinante.









—¡Más despacio BaekHyun, acabo de despertar y no me calcé bien la zapatilla!

—Bien, una parada y luego a correr —antes de poder protestar por el descarado pedido de su amigo, fue arrastrado detrás de unos arbustos mientras que sus dedos quedaron enganchados dentro de la zapatilla.

—Oye ¿qué te pasa? —masculló entre dientes. Al no obtener respuesta, siguió la dirección de la mirada de su amigo.— Esa no es...

—Shuuu... —a unos metros de donde se encontraban. Se hallaba la casa de la que su hermano le comentó hace días.

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