única.

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Harry ordenaba su departamento con prisa, recorría el pequeño espacio una y otra vez con diferentes camisas mientras se arreglaba el cabello y ponía cada cosa en su lugar; velas, platos, un buen vino blanco, copas finas resplandecientes y cubiertos brillantes. Años habían transcurrido desde la última vez que alguien pisaba el suelo de su hogar con intenciones que no fuesen amistosas, y sí, estaba demasiado nervioso.

Fue por quinta vez a su habitación, la cual se encontraba excesivamente pulcra para lo que acostumbraba, ni siquiera sentía el familiar olor a orina que su pequeño erizo normalmente desprendía. Louis lo observaba desde su jaula, inquieto, su rizado dueño no había estado en la casa para mimarlo en todo el día, y ahora con el sol oculto tampoco se dignó a recostarlo en su abdomen como generalmente hacía y proporcionarle esas caricias que lo adormecian provocando su característico ronroneo. Se sentía abandonado, molesto, al menos quería salir de su jaula para volver a impregnar su olor en la habitación de el humano, pero Harry parecía no recordar que había un ser que requería atención.

El alto chico posó los ojos en el reloj de pared, aún faltaba una larga hora para que su acompañante llegara y no supo si eso logró tranquilizarlo o aumentar aquella ansiedad que paseaba por sus entrañas. Se recostó, con la vista fija en el techo e imaginó la cita ideal, realmente le gustaba aquel muchacho y no quería arruinarlo, pretendía que esa noche se asemejara sin duda a la perfección misma. Dio un largo bostezo y con la mirada recorrió aquel reducido espacio, encontrandose con unos pequeños ojos negros observandolo con intensidad.

-Lou.-Susurró el nombre de su mascota con honesta apreciación, clavando sus orbes verdes en aquel pequeño ser que le robaba grandes sonrisas, se reincorporó, caminando con ganas hacia su ahora animado compañerito. Con suaves movimientos terminó por acunarlo entre sus brazos mientras lo acariciaba con el índice, Louis ronroneaba a gusto refregando su hocico contra la piel y Harry deleitaba su visión con la hermosa criaturita.

Se mantuvo jugando un rato, logrando distraer su atención de cierto castaño que lo traía loco, pero la serenidad en el cuerpo del chico acabó en cuanto el timbre resonó por todo el lugar, chocando contra las cuatro paredes y yendo a parar a sus oídos, pasando de ser un sonido a ondas eléctricas que lo recorrieron de pies a cabeza. Se paró exaltado, pasando los dedos por su corto cabello una y otra vez, miró a Louis, quien había resultado intimidado por su repentina brusquedad y ahora se posicionaba en modo de defensa, con sus puas hacia arriba y respiraciones fuertes, Harry se colocó de puntillas para calmarlo a penas y salir con prisa hacia la puerta, la cual al abrirse dejó ver a un tímido castaño con sus ojos desde abajo clavados en un alto rizado el cual lucía injustamente precioso en ropa informal, lo invitó a pasar.

-Hola.-La timidez rebosaba de aquel saludo emitido en voz baja pero audible, Harry juró que sus órganos habían rotado y ahora su páncreas probablemente se encontrara en su pecho.

-¿Cómo estás?-Una sonrisa marcada se plasmó en su rostro dejando a su compañero algo embobado.

La charla se dio naturalmente mientras guiaba al pequeño hacia la mesa ya desde hace rato ordenada, Harry fue a buscar la pasta a la cocina y pensó en que toda la cena era una graciosa imitación de aquellas escenas románticas que se repetían infinitamente en la pantalla de su tv.

Se sentaron gustosos deleitando su paladar con aquellos spaguettis algo fríos, discutiendo sobre temas sociales y el agotador trabajo que necesitaban hacer para sobrevivir en aquella no tan grande ciudad, hasta que por alguna razón su invitado cortó la charla para fruncir levemente el ceño.

-Oh.-Exclamó el chico por lo bajo, sintiendo una extraña presión en su zapatilla izquierda. Levantó el mantel algo preocupado, encontrandose con una pequeña bola de espinas tirando de sus cordones, rió.

Harry observaba intrigado desde la otra punta de la diminuta mesa, levantó una ceja.

-¿Qué pas...Oh.- Se cortó a sí mismo, dandose cuenta de quién se trataba.-Perdón, es mi mascota, evidentemente se me olvidó volver a meterlo en su jaula, debe estar hambriento, en serio discul...- No lo dejó continuar, el castaño tomó al erizo entre sus bazos y sonrió viendo como este se arrullaba en ellos mientras ronroneaba.

Sin duda era el momento más adorable e impactante de su vida, Louis solía ser excesivamente antipático con personas que no conocía, pero ahí estaba, dejandose acariciar por un extraño y juró que después de esa escena iba a invitarlo mucho más seguido.

-Es muy bonito Hazz.- Clavó los ojos en él y definitivamente había olvidado cómo respirar.-¿Cómo se llama?- Preguntó volviendo su vista al animal.

-Louis, pero responde a su apodo, Lou.-Contestó el rizado aún algo conmovido por lo que estaba aconteciendo frente a él.

-Que coincidencia, Louis es mi primer nombre.-Se sorprendió.

-Realmente no lo sabía, aunque evidentemente están hechos para llevarse bien.-Sonrieron.

La noche continuó con dos Louis acurrucados en un sofá cama, con un alto rizado que los observaba enternecido, el cual se prometió a sí mismo desde ahora llamar a aquel excesivamente lindo muchacho por su primer nombre y nunca olvidar a su mascota entre sus brazos, siendo iluminado por dos orbes azules infinitos como aquella cálida noche.

N/A: Definitivamente no es mi mejor trabajo pero tenía demasiadas ganas de hacer un os con esta temática 💕, igualmente espero que lo hayan disfrutado, aunque no tenga fundamento ni historia fija. Me despido con la foto que me inspiró a esto, bai.

 Me despido con la foto que me inspiró a esto, bai

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hedgehog. ls/osWhere stories live. Discover now