Good Night

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Parpadeó despacio, afectado por la luz que se filtraba a través de la cortina. No era muy intensa, pero no por eso dejaba de molestarle. Llevó una mano a su rostro e intentó cubrirse un poco y al mismo tiempo despejaba el cabello de su frente. Había pasado ya buen tiempo sin cortárselo; los días de compartir peinado con sus compañeros habían quedado atrás hacía mucho. Transcurridos un par de minutos en los que permaneció en la cama, quizá movido por la pereza y empeñado en tratar de volver a dormir, su mano frotó la totalidad de su rostro, espabilando. Miró al techo, más lúcido, y volvió a parpadear. La habitación le parecía bastante clara, pero al reparar en la ventana, descubrió que afuera el cielo era gris.

Frunció el ceño. Apoyó su cuerpo en ambos codos y resopló. El lugar que veía a través del vidrio le parecía terriblemente familiar...

Volvió el rostro para buscar sus zapatos al lado de la cama. Los necesitaba para salir y buscar respuestas. Sin embargo, antes de alcanzar a divisarlos, reparó en cierta persona que se hallaba frente a él.

—¿Qué haces aquí? —espetó, sobrecogido por la sorpresa. No era su intención sonar grosero, era simplemente que jamás habría pensado que aparecería allí, a su lado, viéndolo dormir. Sin embargo, cuando vio que obtenía como respuesta una de sus típicas sonrisas divertidas, aquellas que no veía hacía tanto tiempo, su corazón dio un vuelco y sintió que cierta calma invadía su cuerpo.

—¿Por qué McGirly tiene esas ojeras? La última vez que te vi, no las tenías —respondió, juntando ambas manos sobre su rodilla.

En ese momento, ya completamente despierto, se tomó la libertad de observarlo detenidamente. Tenía las piernas cruzadas, el rostro ladeado y aún presente la sonrisa. Pero, al reparar en su rostro, un cambio era evidente: tenía otra vez el flequillo que los caracterizara por años, sus mejillas regordetas y afeitadas evidenciaban que había recuperado el peso perdido luego de tantos años sumido en la adicción a ciertas sustancias que ambos habían compartido, y sus anteojos no se hallaban sobre esa nariz tan característica.

Antes de poder hacer un comentario sobre eso, su orgullo habló primero.

—Sabes que detesto que me digas así —refunfuñó, pero eso solo hizo que su amigo sonriera aún más.

—No me has respondido aún. ¿Qué ha tenido despierto a mi Macca por tantas noches?

Estaba acostumbrado a que se refiera a él con esas palabras. Era una convención entre ambos, una que extrañaba y amaba, así que no dijo nada al respecto y por fin respondió:

—Estaba tratando de terminar una canción. Me dio la impresión de que era muy triste, y no me pareció correcto que siga ese rumbo. —Se detuvo un momento. Lo vio a los ojos por largos segundos y al apartar la vista, suspiró—. Últimamente todo lo que hago parece triste...

—Pues, si quieres mi opinión —dijo, con ese tono juguetón que tanto le gustaba y hacía reír, y se levantó de la silla para tomar asiento a su lado al borde de la cama—, a mí me gusta todo lo que has estado haciendo.

—¿Incluso "Too Many People"?

—No hay mucho que decir al respecto... No si yo hice "How Do You Sleep?"...

—Lo siento...

—Creo que a quien le corresponde decir eso es a mí —dijo, y colocó una mano sobre su tobillo. El toque lo estremeció.

—Creo que eso ahora no importa...

—Siempre te dije que me gusta lo que haces. Excepto, claro, cuando ambos teníamos esos arrebatos de vanidad —continuó él, extrayendo un cigarrillo del bolsillo interior de su chaqueta. Extrajo también el encendedor y pronto dio una larga calada—. ¿Recuerdas? —Expulsó el aire a un lado y luego volvió el rostro para mirarlo a los ojos—. Te dije que había una que me gustaba particularmente.

Good NightWhere stories live. Discover now