(Capítulo Único)

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Adicciones

Con el paso de los años pude notar con mis compañeros de clases desarrollaron diferentes adicciones, ya sean así, alcohol, sexo, drogas, café...etc. Lo habitual. A pesar de no ser la excepción, podía darme el placer de decir que mi adicción era ciertamente particular e inalcanzable para el resto, lo cual, la hacía mejor. No podía pasar un día sin obtenerla ya sea en pequeña o gran dosis. A pesar de los constantes intentos ajenos por "curarme" no podría abandonarla ni aunque mi vida dependiera de ello ya que, ciertamente, mi vida sí depende de ella, por lo menos la que usualmente llevo, totalmente alejada de un deplorable e indeseable estado depresivo. Un adicto más, en eso me había convertido y estaba más que feliz de serlo. No importaba el lugar o de quien o qué se tratara, no me detendría. Luego de la primera probada supe que jamás sería capaz de dejar las cosas a medias si de ella se trataba, bastaba solo un pequeño roce para llevar mi mente lejos de la cordura. A pesar del sin número de problemas que me había llevado por ello, no estaba dispuesto ni siquiera a intentar alejarme de mi tan preciada adicción. Nada más me importaba. Es sencillamente imposible.

Necesitaba mi dosis diaria.

-Craig, ngh creo que deberíamos s-salir-Sugirió nervioso, el pequeño rubio que se encontraba recostado sobre mi cama- C-Craig-Repitió al notar que no alejaba mis labios de su suave cuello- Tu madre está ngh a-afuera-Agregó, antes de ser silenciado al fundirnos en un delicado beso. Había comenzado.

-Craig Tucker, sal de ahí ahora mismo-Volvieron a exigir al otro lado de mi puerta, acompañado de fuertes golpes sobre la madera de la misma.

-Cra-Craig-Repitió inútilmente el chico apenas liberé sus labios para darle atención a su desnudo torso- En serio...ngh de-debemos detenernos ngh-Insistió posando sus manos sobre mis hombros a la vez que ejercía un poco de fuerza, logrando generar una tortuosa distancia entre nosotros. Sin formular palabra dirigí mi habitual seña obscena hacía la entrada de mi a habitación, la cual aún no dejaba de sonar por los constates golpes y llamados de mi madre.

-Tranquilo, ya se cansará, siempre lo hace-Aseguré desinteresado antes de volver a atrapar los labios del rubio dueño de mí- Eres todo lo que necesito- Susurré en su oído ganándome una tierna sonrisa de su parte- Mi perfecta adicción.

Y nadie me detendría a obtenerla.

AdiccionesWhere stories live. Discover now