Daré todo para protegerte (NicexArt) (Hamatora) (Yaoi)

Quiero protegerlo

(Ambientado en el capítulo 7 de la primera temporada)

—¡Esto no es asunto tuyo! —exclamé molesto.

—¿Art? —no había duda de que Nice no se esperaba que reaccionara así.

—Lo siento —dije recuperando la compostura—, pero es mejor que no te involucres más. Este es mí... no, un caso de la Policía —me corregí. No debía dejar que Nice descubriera el egoísmo tras mis acciones, así que me di media vuelta y entré al elevador no sin antes verlo por última vez—. Llamen a Honey y Three.

Por alguna razón, ese recuerdo hizo presencia en mi mente. No había vuelto a llamar a Nice después de haberme comportado de esa forma, pero en verdad me molestaba el hecho de que él se hubiera entrometido tanto en el caso de Moral. No había duda de que el tema era peligroso, y no podía permitirme dejar que Nice estuviera en peligro.

Suspiré. En verdad debía apresurarme y llamarlo para hacerle saber que todo estaba bien. Corría el riesgo de que Nice se entrometiera más de lo debido si no le hacía saber que ya no estaba molesto con él. Pero eso debía de esperar.

Bajé del auto lo más rápido que pude y entré al cementerio corriendo. Justo como sospechaba, él estaba ahí.

—Lo estaba esperando —dijo sosteniendo un ramo de cosmos negros entre sus manos.

No tardé en sacar mi arma y apuntarle con ella mientras decía su nombre. Moral. Debía de acabar con todo una vez para poder hablar con Nice.

—Preferiría que no blandiera un instrumento tan burdo donde descansan los muertos.

—Tú eres el que mata a los Minimum Holders y usa sus cerebros para crear Minimum Holders no natos, ¿no, Moral? —di un paso hacia adelante aferrando con más fuerza el revólver—. También eres el que convence a esos Minimum Holders no natos para cometer crímenes, ¿cierto?

Mientras hablaba, me aproximaba más a él.

—Eso lo niego. Sólo proporciono una oportunidad en forma de poder.

Fruncí el ceño.

No entendía por qué seguía escuchando su absurdo pensamiento en lugar de ponerle fin a todo. Por más que intentara exponer su retorcida forma de pensar, él seguía encontrando formas de excusarse.

—¡Tienes una lógica retorcida!  —grité.

—Hay alguien a quien quiero salvar de la soledad a cualquier precio. Y para salvarlo, necesito poder.

—¡¿A quién podría salvar alguien como tú?! —le cuestioné.

Ni siquiera se demoró en pensarlo.

—Nice-kun.

No pude ocultar la sorpresa que me ocasionó escuchar ese nombre de sus labios. ¿A qué se refería con salvarlo?

—En la cima de la excelencia sólo puede haber uno. ¿Cuánta soledad habrá? ¿Qué tan desigual será? —mientras hablaba, no pude evitar apretar los dientes. Todo lo que decía era absurdo, no tenía sentido—. Los débiles no son los únicos que sufren la desigualdad. ¡Los fuertes también sufren la soledad de no tener iguales! Sólo quería salvarlo de esa soledad.

Fruncí el ceño.

—¿Eso es todo lo que tienes que decir? Ya estoy harto de tus razonamientos egoístas —levanté nuevamente mi arma sin titubear—. No dejaré que alguien como tú se acerque a Nice. Protegeré a Nice... —dude un segundo antes de continuar—... porque soy su amigo.