Apareciste en el mismo café como lo hacías diariamente a la misma hora, te sentaste en aquel asiento con un libro en tus manos, y retomaste tu lectura diaria. Esa era tú rutina diaria, mi hábito era mirarte leer ese libro mientras tomaba una taza de café.
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Apareciste en el mismo café como lo hacías diariamente a la misma hora, te sentaste en aquel asiento con un libro en tus manos, y retomaste tu lectura diaria. Esa era tú rutina diaria, mi hábito era mirarte leer ese libro mientras tomaba una taza de café.